David Salas, un prometedor lingüista del Trinity Collage de Dublín, se encuentra, después de aterrizar en Madrid para pasar sus vacaciones, con Victoria Goodman, una vieja amiga de sus abuelos y con su joven ayudante, una misteriosa historiadora del arte. Ese hecho trastocará sus planes y lo empujará a una sorprendente carrera por averiguar qué ha sucedido con una de los alumnos de la escuela de literatura que regenta lady Goodman. Para su sorpresa, la clave parece esconderse en el mito del grial y su vinculación con España.
Remotas iglesias románicas de los Pirineos, colecciones de arte en Barcelona, libros antiguos y extraños códigos en piedra se alinean en una trama llena de intriga que nos hará pensar sobre el origen de toda inspiración, literatura y arte verdaderos.

El autor descifra el código utilizado por los monjes irlandeses en la realización de su cometido en el románico peninsular y nos deja evidencia de la razón del dicho paternal: "Hijo, estas piedras hablan". El código descifrado forma parte sustancial de la evidencia de una intervención que aquí se ofrece como primicia: la de los monjes irlandeses sanjuanistas seguidores de la filosofía de Juan Scoto "el Eriúgena".
Es un código claro, consistente y coherente que permitirá la lectura de programas iconográficos allá donde estos maestros nos dejaron su legado.

Las piedras hablan. Sólo hay que detenerse a escucharlas.
Esa fue una de las lecciones que recibí mientras me documentaba para #ElFuegoInvisible.
Foto: Claustro San Pedro el Viejo, #Huesca

--Sólo somos hombres. Aunque también como tú tengo claro que eso es lo único que tienen que saber las generaciones futuras. La abadía de Biota fue la obra de los verdaderos adoradores del Dios de la luz. Esto es lo único que a mí me llena de orgullo. Me da lo mismo que no existan papeles en los que se explique la nómina de los que realizaron las obras.
--Pensándolo bien, tienes razón, Mallau. Lo que realmente interesa es que, cuando pase el tiempo, todavía queden personas que sean capaces de leer en las piedras nuestro mensaje. Pero, como hombre, ya te lo he dicho, tengo miedo del olvido.

--Bien, te fijas bien. Aquí, debes empezar a leer las piedras. Mira el libro de bocetos. Todos, como ese posible canónigo, acabaremos pasando por el pesaje de nuestras almas.

--Ya conoces muy bien que, para el auténtico adorador de Dios, no existe ninguna otra patria que la del Cielo. Y esto es peligroso. No podemos dejar que no acaten la autoridad eclesiástica como un poder terrenal, en definitiva, tienen que entender que la Iglesia es la continuadora natural del antiguo poder de Roma. Por eso, debíamos eliminarlos. Además, conociendo como conozco desde hace años el pensar del magister Robert, las piedras de esta portada occidental hablan del ideario espiritual de la vieja tradición.
--Explícate, ¿qué quieres decirnos?
--Estas piedras y las que faltan hablan.

--En un primer momento, es lo que también pensamos nosotros --argumentó con calma el prior--. Sin embargo, hay venganza. Esto no es propio de alguien que conozca el código.

Las piedras hablan. Sólo hay que detenerse a escucharlas.
Esa fue una de las lecciones que recibí mientras me documentaba para #ElFuegoInvisible.
Foto: Claustro San Pedro el Viejo, #Huesca
(Javier Sierra)

--De acuerdo, hasta aquí lo entiendo --volvió a interrumpir el abad--. Pero, después sólo veo dibujos de capiteles; por cierto, los unos ya acabados y los otros andan por aquí por el suelo todavía desbastados y en relieve, con imágenes sin sentido en los que se han representado animales, tanto reales como fantásticos, y hombres.
--No vayas tan deprisa --agregó Lope--. Cada uno de estos capiteles se puede interpretar en forma de círculo siguiendo las enseñanzas de la vieja tradición que es tanto como decir con el pensamiento del magister o, lo que es lo mismo, con el de Eriúgena.
--¿Eres capaz de leer todas las imágenes?
Le preguntó algo ofendido el obispo de Zaragoza mientras las señalaba en el boceto con el dedo índice de su mano derecha.
--Y tanto. De hecho, ya hemos empezado, pues se leen de forma circular empezando por el tímpano y bajando por el lado en el que se encuentra el único capitel bíblico, en este caso, el de la Parusía; en la otra portada, en la de la portada sur, el que hace referencia a la Parábola del hijo pródigo. Son los dos únicos capiteles de origen bíblico.
--Esto lo tengo que ver. Donde yo veo dos leones devorando un carnero, ¿qué tengo que leer?
--El hombre debe abstenerse de tener un comportamiento irracional como el que mantienen las bestias que no saben por qué matan, pues esto le conduce a los pecados de acción.
--Vale, vale --volvió a interrumpir el diálogo de los dos obispos el nuevo abad--. Esta interpretación analógica es recta y fácil de asumir. Pero, ¿por qué a su lado se colocan dos aves picoteando un fruto?
--Porque, siguiendo a Eriúgena, el comportamiento inconstante de las aves simboliza los pecados de pensamiento que puede cometer el hombre. O dicho de otra manera, a través de estos dos símbolos, a los verdaderos adoradores de Dios se les recuerda que el hombre puede pecar de dos formas: por sus obras y por su pensamiento.
--Tengo que reconocer que, otra vez más, se trata de un buen discurso lógico basado en la analogía de lo que representan los animales de forma simbólica. Pero, y ese maestro cantero que labra un sillar, ¿qué representa?
--Para los adoradores, el hombre debe labrar su pensamiento a través del conocimiento. No hay mejor ejemplo plástico que el de uno de los oficios que mejor realizan los miembros de la vieja tradición, el de cantero.
--Hermoso y original símbolo --señaló el abad.
(De la novela Los traductores del Arba)

--Como el libro abierto que sostienes, Robert. Pero, entonces, ¿por qué hemos colocado esa figura justo debajo, en el modillón?
--Como tú bien sabes, por su manera de llevar afeitada la cabeza, representa a uno de los nuestros, a uno de los seguidores de la vieja tradición y, en concreto, os quise dignificar a vosotros, los maestros escultores. Por eso, lleva el hacha. Supongo que estarás conmigo en que tú, querido amigo, también tendrás que pasar el pesaje de tu alma. ¿Qué habrá que esculpir debajo?
--Eso sí que lo sé, uno de los dos árboles que hay en el Paraíso, el del bien y el mal, el del conocimiento.
--Por el camino del verdadero conocimiento, el buen adorador puede regresar a Dios; por el falso conocimiento, todo lo contrario, perderse por el camino del pecado.
Fintan había interrumpido al magister realizando una sonora palmada y ejecutando un pequeño brinco, mientras continuaba hablando en voz alta.
--Esta es la causa por la que, junto al árbol, en el primer capitel de la izquierda, ya hayamos acabado de representar la Parábola del hijo pródigo, la del hijo pecador que arrepentido regresa a casa de su padre y éste le prepara una fiesta con música y danzas. Esta es la parábola del gran símbolo del regreso del alma a Dios.
--Sí, de ahí los tres personajes. ¿Qué ves a su lado?
--Los dos famosos dragones con pies de hombres. Nos han quedado bien, ¿verdad?
--Es el símbolo teológico de la maldad, la que comparten los demonios en su naturaleza aérea, esos dragones con alas, con los hombres, en su naturaleza terrestre, esos pies y piernas humanas esculpidas en el capitel.
--Si eso es la maldad, ¿qué significan los otros dos capiteles que deben ir en ese lado izquierdo de la portada?
--Míralos tú mismo en el libro.
Los dos estaban de pie. Mientras Fintan observaba los dos bocetos realizados a escala geométrica, su cerebro no se cansaba de sorprenderse ante el realismo mágico de unas imágenes llenas de un vistoso colorido. El magister lo observó durante un par de minutos con detenimiento, respeto y atención.
--Mallau, el primero representará el principio sensitivo del alma humana, la mujer que se esculpirá allí estará aceptando el pecado, simbolizado por esos dos dragones que sujeta con sus manos. No debes olvidar que el dragón es el símbolo del Diablo.
--Ya lo sé, magister. El pecado tiene la tenencia a intentar entrar en el hombre en primer lugar por los sentidos.
--Correcto. El segundo capitel tendrá esculpidas dos aves que significarán la primera manera que tiene un hombre de pecar, a través de su pensamiento, como explica muy bien, en su Periphyseon, nuestro maestro Eriúgena al que he seguido en todo momento para crear este programa iconográfico. Ahora, debemos pasar a los otros capiteles realizando con nuestra mirada un círculo imaginario. Pero, antes, sentémonos, que estoy un poco cansado.
(De la novela Los traductores del Arba)

--Como tú bien sabes, las arpías son dragones aves con rostro de hombres. Aquí, una de las arpías tendrá cara de hombre y la otra se representará con cara de mujer porque, con eso, se significa que pueden acabar pecando los dos principios del alma: tanto el sensitivo, representado por el rostro de la mujer, como el racional, el significado por el del hombre.
--Los dos principios del alma, el sensitivo y el racional.
--Así de sencillo. Por eso, en el capitel contiguo, te mandé esculpir la bailarina, símbolo del principio sensitivo del alma y que tantos problemas te ha dado, junto al músico, símbolo del principio racional. Si estos dos principios del alma no se dividen y apartan, el alma no peca y es capaz de regresar a Dios.
--Como tú dices, mejor no hablar de este capitel, que, aunque lo realicé hace algunos años, de hecho fue lo primero que hice, sus imágenes me traen malos recuerdos. Prosigamos. A su lado, nos ha quedado muy bien el capitel de los dos grifos.
--Sí, el grifo es el símbolo de la castidad para Eriúgena. De ahí, que en un templo de viejos canónigos, tenía que estar presente. Pero, además, es el símbolo de lo que le ocurrirá al alma.
--Magister, es fácil de ver. El grifo es un animal híbrido compuesto en su parte posterior por el cuerpo de un león, el símbolo de la Tierra y de la resurrección, y en su parte anterior por el cuerpo de un águila, el símbolo del Cielo y de la ascensión.
--Una vez más, tienes razón, Mallau. Este es el premio reservado para aquellos que sean capaces de vencer al maligno.
(De la novela Los traductores del Arba)

Y Dios se arrancó los ojos

Escribe mi última declaración. Por fin, Dios descansa. Su esencia no puede escapar, reposa en el interior de estas pinturas. Frey Roig de Benviure lo dejó todo bien anotado. He seguido sus instrucciones al pie de la letra. He mezclado bien los eones divinos, el secreto de la eternidad. Los gnósticos tenían razón. Dios se arrancó los ojos para crear átomos de tiempo que no mueren jamás. Desde hace algunos años, unos pocos templarios somos educados en la verdadera ciencia. Ningún mortal sin instrucción se fijará en los pigmentos blancos. El arcángel San Gabriel y el Sumo Sacerdote, Zacarías, están representados como ciegos. La masa que he colocado en sus vacíos ojos no se destruirá jamás, contiene las semillas de la eternidad. Los hombres mortales verán la representación de una Anunciación junto con una Visitación. No serán capaces de encontrar las últimas partículas de Dios. Están bien escondidas. Forman parte de esos ojos que he representado sin iris, ni siquiera he marcado sus pupilas. Los he dibujado ciegos. Vieron más que cualquier otra criatura. Conocieron la intimidad impenetrable de Dios. A diario, lo visitaban en el interior del templo de Salomón. Allí, recogieron las lágrimas que Dios derramó en la Creación por la desobediencia de los hombres. Después, las escondieron.



Los pobres compañeros de Cristo se lo debemos a nuestro Gran Mestre, Gérard de Ridefort. Perdió batallas, pero entró en el corazón de la cueva sagrada de Jerusalén. Al año siguiente de la masacre de los Cuernos de Hattin, le entregó la esencia de Dios a frey Roig de Benviure. Todos nosotros lo sabemos. A pesar de lo que cuentan las crónicas, conseguimos salvar algunos fragmentos del Lignum Crucis.




De hecho, moriremos por guardar este y otros secretos. Después de esa batalla, nuestro hermano mayor no solo encontró el Santo Grial sino que también conservó las lágrimas de Dios en su interior. No lo olvides. Solo algunos hermanos conocemos la verdadera naturaleza del Santo Cáliz. Roig de Benviure ordenó que lo representáramos para la generaciones futuras de iniciados. No se distingue a simple vista en las pinturas. Hay que fijarse bien. Como sabes, no he dibujado una columna más del templo de Jerusalén sino la forma perfecta de la copa eterna. El color verde esmeralda constituye la clave de interpretación. Aquí, en el templo de Sant Martí, en el corazón de nuestra encomienda, hemos escondido el secreto que conduce al gran misterio. El Santo Grial no estaba ni está compuesto de átomos de materia sino de los eones de luz que nacieron de las únicas lágrimas que Dios lloró. Recuerda este principio siempre. Nosotros somos los auténticos adoradores del Dios que dijo de sí mismo: "Ego svm lvx mvndi".



La cardelina ha cantado. Hoy, es el equinoccio de primavera. He colocado la verdadera imagen de Dios en el interior de los pigmentos. He hecho la pasta como el maestro dejó escrito. No la he tocado con las manos. La he mezclado utilizando un fragmento de la reliquia de la cruz de Cristo. Con el paso del tiempo, nadie conocerá su misterio. Tengo que esconder la verdad. He seguido bien todas las instrucciones. Las lágrimas eternas de Dios vivirán para siempre en Puig-reig. La anfisbena me observa. La hija terrenal de Medusa, la serpiente ciega de dos cabezas, siempre me ha guiado hacia los oscuros sueños en los que vive el auténtico conocimiento. Ella es la mensajera de la última verdad.



Ya he recorrido todo mi camino. Vuelvo a la luz. Regreso a casa. Dentro de unas horas, también yo entraré en la esencia impenetrable de Dios. Después de colocar la mezcla en la pared, he hecho el acto final que ordenaba el pergamino. Me he arrancado los ojos. Estoy ciego. Esconde este escrito.
(Fernando Ezquerra Lapetra)