Milenarismo
Recuerdo que cuando cambiamos del segundo al tercer milenio existía una mínima inquietud, la lógica nos decía que el ayer y el mañana eran iguales, que no había ocurrido nada al pasar del primero al segundo milenio, y, sobre todo, que el “efecto 0” en la informática había sido controlado, y, efectivamente, no hubo más que un cambio de fechas y, quizás un pequeño efecto mental para habituarnos, no ya al nuevo año, sino al nuevo siglo.