El arte románico es un arte sagrado. Existen diferentes muestras de arte sagrado, el nuestro se refiere al cristianismo occidental. Con ello queremos decir que toda la obra persigue un fin y que todos sus componentes estan concebidos para armonizar con ese objetivo. De hecho, es un arte sincretizador que incorpora elementos nuevos ó ajenos y los alinea con el fin perseguido. Y ese fin es la configuración de una cultura cristiana, pero también el acercar el individuo a lo divino.
Para ello, el románico se vale de diversas herramientas, pero, sobre todo, del símbolo. Todo en el románico es símbolo: los ojos de las pinturas, los contenidos de las mismas, las proporciones de las iglesias, los campanarios, el círculo cósmico del que nace el ábside y los arcos y el cuadrado/rectángulo microcósmico que se fusionan en la iglesia románica. Hasta la luz y la penumbra tienen contenido simbólico.
Pero el símbolo hay que interpretarlo, en sí mismo y en el contexto de su programa específico; por eso hay que saber entenderle, no es fácil.