"El 27 de diciembre de 1170, el cadáver de san Ramón de Roda se introdujo en un nuevo sarcófago. Durante aquel día, la comunidad de canónigos acogidos a la regla de san Agustín celebró una liturgia especial, de naturaleza mixta, basada en el oficio propio del día, la festividad de san Juan Evangelista, y en el Oficio de difuntos. El teólogo redactor de la iconografía del sepulcro conoció con antelación la liturgia que se iba a desarrollar. Todas las imágenes esculpidas en el sarcófago de san Ramón se pueden deducir de los textos litúrgicos empleados ese día. Pero, además, esta liturgia se guardó en la memoria de la conónica. Así lo demuestra el hecho de que los redactores de los programas iconográficos, tanto de la cripta norte como de la portada sur, también acabaran utilizando esos mismos textos litúrgicos cuando con posterioridad crearon sus imágenes. De esta manera, se puede afirmar que datación, liturgia e iconografía van de la mano en la catedral románica de Roda de Isábena, Huesca."