En un exhaustivo estudio, el autor nos traslada sus conclusiones sobre definición e identificación de este tipo de relojes de sol, tan tardíos, aparentementemente, en su aparición.
"Homo románicus" tenía su tiempo programado. Los calendarios le recordaban lo que hacer en cada momento, las campanas le llamaban a la oración y a los oficios y los relojes le decían del quehacer en cada momento. Y no solo al rústico, los relojes también les decían a los monjes el momento de ejercer sus prácticas piadosas.
El esquema horario en la fachada del templo se convertía así en un referente más o menos exacto en el que el rayo ...[Ver +]