El autor, Beato, miembro del Taller de La Losa, describe las vicisitudes que le llevaron a investigar signos epigráficos, en lo que actualmente ocupa buena parte de su tiempo, y muestra los logros obtenidos en el ámbito del románico gaélico en nuestra península, lo que constituye una primicia, corroborada por la interpretación de los programas iconográficos allí donde aparecen estos signos que el autor ha trasliterado.