"El hueco creado por la desaparición de las escuelas municipales tras la caída del Imperio Romano fue cubierto por las distintas instancias eclesiásticas, surgiendo de este modo escuelas parroquiales, episcopales y monacales, que además de garantizar la formación básica de los clérigos admitieron en muchas ocasiones a niños laicos no destinados a formar parte de las filas del clero"