Hola a todos
Una entrada un poco larga, espero que la encontréis interesante.
Sigamos un poco. ¿Os acordáis que el otro día al hablar de la placa de marfil datada en las primeras décadas del siglo IX en Aquisgrán, la de la Escuela palatina y el renacimiento carolingio, os decía que me sonaba a la teología de Eriúgena? Me refiero a esta:
¿Os habéis fijado que hay colocada otra placa de marfil a su lado? En concreto esta:
¿Veis bien la serpiente enroscada a la cruz? Este detalle me ha vuelto a recordar a Eriúgena y a su pensamiento, tanto en forma de poema como de lección teológica.
Del poema: De cruce, sólo unos cuantos versos significativos:
Aspice praeclarum radiis solaribus orbem
Quos crux salviflua spargit ab arce sua.
Así empieza el poema. En los dos primeros versos, se produce una primera identificación de la cruz con la luz y el sol.
Mysticus est Moyses Christus, rex atque sacerdos
Una segunda identificación: Cristo es el Moisés místico, rey y sacerdote.
Y el verso especial:
Chalceus ex alto pendens ibi sibilat anguis
Caduceo estás colgado de lo alto allí donde silba la serpiente.
Vaya relación entre pensamiento y detalle plástico si miramos atentamente la placa de márfil, ¿no os parece? Se trata del Poema De cruce de Joannes Scotus Erigena, (Migne-Patrología Latina, volumen 122: col. 1221, 1240)
Pero, Eriúgena no sólo realizó esta identificación en el poema que os he presentado, también lo hizo en su comentario al evangelio según San Juan y en concreto cuando comentaba:
“Lo mismo que Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”.
(Jn III, 14-15)
acabó escribiendo:
“lignum, in quo serpens suspensus, crux Christi, in qua mortem subiit por salute ommium in se credentium. Pulcre quoque mors Christi per serpentem figuratur a forma, qua causa pro effectu ponitur. Causa quippe mortis Christi serpens erat.”
(Joanni Scotti Commentarius in S. Evangelium secumdum Joannem, Migne-Ptrologia latina. Volumen 122: col. 0297 – 0348B)
Una traducción rápida y para que se entienda: El árbol, en el que la serpiente estuvo en suspenso, es la cruz de Cristo, en la cual sometió a la muerte para salud de todos los que creyesen en él. Hermoso es entonces que la muerte de Cristo sea imaginada bajo la forma de la serpiente, ya que la causa es puesta delante del efecto. Sin duda la causa de la muerte de Cristo fue la serpiente.
Por cierto, un breve apunte biográfico de Eriúgena tomado de Wikipedia:
“Juan Escoto Eriúgena (810-877) fue un destacado filósofo del renacimiento carolingio... Se trasladó a Francia hacia el año 850, para dirigir la escuela palatina de Carlos el Calvo.”
Será otra de esas casualidades del románico. Ya callo.
Un abrazo a tod@s