En el partido judicial de Arzúa en el ayuntamiento de San Antolín de Toques, feligresía de Santa María da Capela, perdura la iglesia del que fue monasterio benedictino y priorato de san Antolín de Toques. La primera prueba documental del monasterio es del año 1.067. Una donación del rey de Galicia don García, hecha al abad Tanoi y a los monjes del monasterio de San Antonio fundado en el lugar llamado ferbencias, donde se dice Tocas, otorgándoles la propiedad y jurisdicción temporal de la heredad y coto de Meira, a la vez que confirman todos los derechos que tenían sobre el término del monasterio.
Aun cuando la primera prueba documental sea la donación del rey don García, es muy probable que la fundación del monasterio del cual hablamos, sea muy anterior al año 1.067 pues la iglesia conserva gran parte de traza y estructura primitiva, suponiéndose su obra de la segunda mitad del siglo X o, principios del XI. Primeramente llama la atención la estructura de sus muros con aparejo muy frecuente en las iglesias del siglo X, así como la cornisa del testero del ábside ornamentada con dientes de sierra con la particularidad de que en San Antolín de Toques los dientes de sierra son de ladrillo. Completan la ornamentación de la cornisa unas peculiares rosetas que recuerdan motivos ornamentales visigóticos.
La iglesia es de una sola nave cubierta con techumbre de madera y en la cabecera una capilla rectangular con bóveda de cañón peraltado. El arco de ingreso a la capilla es semicircular, descansando sobre capiteles que carecen de ábaco y de collarino y que están ornamentados con círculos, torbellinos y figuras geométricas, corrientes en los lóbulos de los modillones mozárabes. En los muros hay unas pequeñas ventanas abocinadas semicirculares, con arcos de medio punto, similares a los que sostienen la cornisa del tejaroz y al de una de las puertas laterales, la única que se conserva de la traza primitiva ya que la portada principal fue sustituida por la sencilla y moderna actual.
Quienes se han dedicado a un estudio profundo de la arquitectura de ésta iglesia dan por sentado que se trata de un monumento anterior a la segunda mitad del siglo XI y no dudan en calificarlo como obra perteneciente a la arquitectura pre-románica, en la que se ven caracteres de construcción proto-románicas. Así don Ángel del Castillo, Balsa de la Vega, Vaamonde Lores y Álvarez Carballido en los respectivos trabajos que dedicaron a la iglesia del ex-monasterio de San Antolín de Toques destacando la particularidad de encontrar combinado el empleo de ladrillo y piedra en la estructura de algunas partes del templo.