En una portentosa Tesis Doctoral, realizada por nuestra admirada
Esther Lozano López de la UNIVERSITAT ROVIRA I VIRGILI, bajo el título
'LA PORTADA DE SANTO DOMINGO DE SORIA. ESTUDIO FORMAL E ICONOGRAFICO',ISBN: 84-689-3812-2 / DL: T.1095-2005, y recopilada en la Hemeroteca de
Círculo Románico, la autora recoge en diversas citas algunas de las coincidencias formales y estilisticas observadas por diversos analistas, de las que reflejamos en primer lugar las efectuadas por TARACENA, Blas y TUDELA, José, en la
'Guía artística de Soria y su provincia, Madrid, 1962, pp. 78, 88, 120-127', en la que nos dicen:
En lo que respecta al cimacio consideran que: “la labor de fina cantería sólo pudo hacerse utilizando el tallista el morisco trépano con la misma técnica empleada por los atarifes árabes”. Respecto a la identificación de los personajes laterales del tímpano, estos autores opinan que uno de ellos es la Virgen y el otro el profeta Isaías. Para la explicación de las arquivoltas, coinciden en la interpretación iconográfica de Gaya Nuño, mientras que, al concretar en ciertos elementos iconográficos destacan al Burgo de Osma, en la línea de lo señalado por Íñiguez, como el precedente para algunas escenas de la Degollación de los Inocentes.
SANTO DOMINGO -SORIA-CROZET, René, en su obra
'Les quatre Evangelistes et leurs symbols, assimilations et adaptations, en “Cahiers Techniques de l’Art”, IV (1962), p. 9', al hablar del Tetramorfos de Santo Domingo de Soria, menciona las siguientes palabras:
“la adaptación de Santo Tomé donde los evangelistas son ángeles juveniles que en las manos veladas tienen las cabezas de sus símbolos [...] igual que en Berlanga, Moradillo, Roda de Isábena [...] en Compostela los evangelistas ya no tienen alas y presentan forma humana con nimbo”, concluyendo al respecto de Crozet, cómo considera importantes los casos hispanos, pero se pregunta a la vez Esther, por qué no intenta aclarar a qué se debe esta peculiaridad observada.
Sin duda, las siguientes aclaraciones son definitivas para la Doctora Lozano, cuando en relación con la influencia silense, cita textualmente:
En el mismo año 1979 Lacoste retoma el tema apuntado años antes y escribe que el maestro de la Peña debió de formarse en el taller de la portada de Santo Domingo. Este autor propone: “uno de los escultores está tan cercano al maestro de la Peña que, si no es él mismo, debe tratarse de un escultor que salió del mismo crisol”. Llega a suponer que entre las primeras obras del maestro de San Juan de la Peña están las esculturas de la arquivolta externa de la fachada de Santo Domingo dedicadas a la Pasión de Cristo, algunas figuras de la Creación y otros capiteles de la fachada, así como algunas del rosetón. Explica que los capiteles de la historia de la Creación: “deben la participación del escultor de la arquivolta más alta [...] y al del Adán de San Juan de la Peña”. Señala que el maestro aragonés construye su composición de Adán trabajando a partir de la iconografía soriana, pero menciona que la característica más remarcable del estilo del escultor pinatense (las incisiones en los márgenes de los pliegues) parece faltar en la escultura de Soria. Al carecer de algunos rasgos formales propios del taller de la Peña en la escultura de Soria, Lacoste cree posible que en estas primeras obras “todavía no estén los elementos de su futuro estilo tan característico”.
Pero finalmente Esther recoge una cita de
Don Joaquín Yarza Luazes, en su publicación la
Edad Media,
en el que desarrolla los argumentos expuestos anteriormente en sus obras y manifiesta puntos de concomitancia entre el foco soriano y Moradillo de Sedano, Ahedo de Butrón y Armentia66. Por otro lado, reconoce la doble conexión, en lo que afecta al estilo, del maestro de la Seo de Zaragoza con Tudela por una parte, y lejanamente con Santo Domingo. Para Esther y nuestro entender, así lo describe en su Tesis Doctoral, será Don Gerardo Boto Varela, quien en 1995 relacione
las tallas de León, con las labradas en las dos últimas décadas del siglo XII en Ahedo de Butrón, Gredilla de Sedano, Butrera, Cerezo de Riotirón, Alcanadre y otras; e indica que sus estilemas se deben a la influencia de Silos y Soria. De la misma manera, habla de la iconografía de la Anunciación y la Epifanía, de modo que en esa línea menciona a Santo Domingo. En el mismo año este autor publica un artículo en el que repite más o menos los mismos datos.En este detallado estado de la cuestión, relata igualmente, como ese mismo año de 1995, Doña Marisa Melero Moneo -a la que parece citar prolíficamente la admirada Esther- nincorpora nuevas ideas a lo expuesto en sus anteriores publicaciones, destacando que no cree que “
el grupo de esculturas relacionadas hasta hoy con el taller de San Juan de la Peña […] deba filiarse ni en la portada de Soria ni, mucho menos, en el claustro de Silos, sino […] en la escultura del interior del ábside de la Seo de Zaragoza”. Fundamenta esta teoría al considerar la similitud en algunos aspectos iconográficos y compositivos entre San Pedro el Viejo de Huesca, la portada Norte de Ejea de los Caballeros y Santo Domingo. Con lo que apunta, para estos talleres, una fuente común localizable en el foco de la Seo y Tudela.Desde estos mismos momentos, el escenario cobra una vida inusitada, al formular a continuación Melero la prevalencia formal y estilistica del llamado
Taller de Biota, que en
Círculo Románico hemos datado en 1144.