Mi siempre bien ponderado D. Fernando Chueca Goitia en su HISTORIA DE LA ARQUITECTURA ESPAÑOLA, Edad Antigua y Edad Media, Tomo I, edición facsímil de la de 1964, ISBN 84-923918-4-7, p.188, comenta:

Pero como seguramente conoceremos, las primeras citas que tendremos en documentos fiables nos hablarán de que Sancho Ramírez instituyó en Loarre un monasterio de canónigos regulares de San Agustín un año antes, o sea en 1071; la segunda, la que hemos citado en el posteo anterior, respecto al ayo de Sancho Ramírez y la donación que doña Urraca y su esposo el Conde Sancho Galíndez, efectuan en 1080 al Monasterio de San Juan de la Peña a su fallecimiento.

Pero es sobre la construcción y los detalles escultóricos, estos últimos al exterior se concentran en la portada, dos ventanas en la fachada sur, algún canecillo y las ventanas absidiales, que nos permiten conjeturar en relación con que la reforma románica fuera la de 1072, efectuada sobre la edificación anterior; todo ello lo intentaremos documentar con imágenes extraídas del BANCO DE FOTOS.

Lo primero que nos llama la atención es el alfiz, que vetusto y liso se sitúa en un plano superior, sobre los altos ventanos de la fachada sur, mientras la prolongación inferior del mismo, marca la línea de impostas que circunda el ábside, uniéndose a los cimacios de los capiteles ricamente decorados, con tallas que filiaríamos muy próxima al taller de la Seo Jacetana.

Sin embargo, en la parte trasera, donde el edificio se une a la torre,
el armonioso conjunto desvela algunos muros que parecen no pertenecer a la reforma románica...

No sé a donde quieres llegar, Eadan, pero ten cuidado con algunas consideraciones. Por ejemplo, cuando Manuel Gómez Moreno escribe lo está haciendo sobre la base de que Jaca se construye en 1063, por eso dice lo que dice, aunque decenios más tarde se evidencia por los mayores especialistas que los documentos que referían la construcción de Jaca a ese año eran falsos. Jaca se empieza a construir en 1077 año más o menos y para esa época ya se había producido en Iguacel la reforma de 1072 en la que se añade la portada oeste y, en general, todos los elementos decorativos.
Las curiosas coincidencias de Iguacel con Jaca, por tanto, hay que verlas al revés: de Jaca con Iguacel. Es como si el taller que trabajó en la reforma de Iguacel interviniese luego en Jaca.
Así las cosas, Iguacel debió ser un muy importante anuncio, una muy importante intervención "primera" del románico pleno en cuanto a la escultura. Para cuando se hace la reforma en Iguacel Cluny no está todavía asentada en Aragón, por eso la donación tarda y no se produce sino hasta 1080, siete años después de la transformación de ritos en SJP y el mismo año en que se termina la portada occidental de Jaca, la que evidencia argumentos convincentes al respecto.
El resto, es decir, la primera construcción está en el ámbito del rito mozárabe/visigótico y es realizada con la participación de arquitectos/canteros lombardos-italianos cuya ejecutoria en esas fechas en Aragón era bastante prolífica. De hecho, en la foto que expones al hablar de los muros se evidencia la intervención de los mismos al menos en dos características: las leseñas y la forma de tratar las piedras/sillares. Por todo ello, tu llamada de atención sobre esos muros no termino de comprenderla. Saludos.

Creo que en esta otra imagen del Banco de Fotos podemos observar mejor los diferentes apeos de los muros y su sobre elevación; la diferencia, apreciado amigo y es precisamente donde quería llegar, está en la diversidad de información que podemos encontrar en esto del románico, ya que como nos decía en párrafos precedentes,
y así también lo confirmaban Canellas y San Vicente, en

Ninguno del grupo de autores mencionados citan ese detalle que recoge demiguel, el primero respecto de la existencia de un templo anterior de tradición visigótico mozárabe realizada con la participación de arquitectos/canteros lombardos-italianos y los segundos -que si reconocen la existencia de un templo previo-, vinculan la escultura de Iguácel a Jaca, el 'gran modelo' y en la que efectivamente se advierten netamente las características escultóricas mencionadas, pero como se ha indicado, copiadas o exportadas desde Santa María de Iguácel.

No deja de ser curiosa la existencia de este tipo de comunidades en lugares tan recónditos, lo que sigue sin aclarar su procedencia de momento., aunque, en eso también coincidiremos con demiguel, de local, nada de momento.

Como se ha dicho anteriormente, lo anterior deviene de una inscripción, en la que netamente parece aducirse a cuanto se ha sostenido respecto de su construcción, aunque como ya ha quedado claro, mejor debemos decir referida a la rehabilitación realizada en el templo de tradición hispano visigoda mozárabe anterior a 1072:

La inscripción reza así, según D. Antonio Durán Gudiol, recogido de la web de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago:

Esta es la puerta del señor por donde entran los fieles en la casa del señor, que es la iglesia fundada en honor de Santa María.
En ella se han hecho obras por mandato de Sancho conde junto a su esposa de nombre Urraca. Ha sido terminada en la era de 1110 (año de 1072), reinando el rey Sancho Ramírez en Aragón, el cual ofreció por su alma en honor de Santa María la villa llamada Larrosa para que le dé el Señor la vida eterna, amén.
El lapidario de estas letras se llama Aznar. El maestro de estas pinturas se llama Galindo Garcés.

Este es el detalle de la importante inscripción que ha dado lugar a todo tipo de especulaciones, conjeturas y demás elucubraciones...

En el exterior, uno de los ventanos absidiales luce dos aves con su alas abiertas, que asemejan águilas.

La erosión inteligente, se ha ocupado de cercenar sus cabezas -anotadas para el inventario de águilas decapitadas-, pero los capiteles y cimacios exhiben bellos motivos ornamentales que se reproducen en Jaca, hecho escultórico que debería forzar a los historiadores, para concluir por hacer justicia con la cronología del arte románico aragonés.

De manera similar, en el sobreviviente ábside sur de la Catedral de San Pedro de Jaca, una lechuza esculpida sobre uno de los capiteles de la ventana absidial, ha inspirado a Fer bellísimos e innovadores pasajes sobre la simbología de la presencia en ese lugar de esta rapaz nocturna y su identificación con la Haigia Sophia o Divina Elocuencia, que recopilando las palabras dejadas en la piedra por orden del redactor teológico, inspiran la creatividad de nuestro artista y filósofo.

La arquitectura de Iguácel, el agua, el cielo y Hagia Sophia, allí arriba, en el bosque.

En la fachada principal, sobre la inscripción, una cornisa de tacos iguacélicos - ajedrezado jaqués- sobre el tejaroz de la portada, se apoya sobre once canecillos que reproducen temas vegetales, figuras geométricas con animales o humanas de una calidad sorprendente:



Un personaje que cabalga sujetando con firmeza por los cuernos, una gran cabeza de cérvido o de bóvido, medianamente dañada por la erosión, deja ver otra figura humana que -en la parte inferior- parece arrollada por el feroz galope...

Ese movimiento de la escultura, llama poderosamente nuestra atención:

De la misma manera sorprende en Iguácel la perfecta composición en hasta el más mínimo detalle como vemos reflejado en la lacería en este canecillo y en una de las metopas de la cornisa, revestida con una flor hexapétala de enigmático simbolismo:

Eadan dice "enigmático simbolismo" y habrá que "apretar" para que nos diga cómo ha llegado a esa conclusión. Mientras tanto apoyaré mi entrada con los siguientes comentarios: La flor hexapétala incorporada en un círculo puede ser una representación solar procedente del mundo romano y también del celta, aunque quizás haya que encontrar también un referente al seis en cuanto al número perfecto.
En todo caso, su utilización es frecuente por diversos motivos y lugares, desde marca de cantero hasta esoterismo cristiano. En esta última linea fue usada en iglesias de Órdenes Militares, tanto templarios como hospitalarios, pero eso es posterior, así que quizás en relación con Iguacel debamos limitarnos a pensar en un simbolismo heredado con referencia solar. Saludos.

Resulta sorprendente comprobar, cómo los dos capiteles historiados de la portada de Iguácel, son en apariencia simétricos, dos leones y un personaje entre medias de ambos que custodia algo entre sus manos.

En el de la izquierda -según miramos-, vemos al pretendido DANIEL cómo aferrando con sus manos algo parecido a un libro cerrado, pero que no llega a identificarse mejor en el resto de las fotografías debido a la erosión.

Por contra, en el capitel de la derecha, confrontado al anterior y también algo deteriorado, creemos intuir cómo los dos demonios -en posición simétrica a la de los leones- y el pretendido AVARO, se aferra igualmente mientras es desposeído por uno de los demonios de la bolsa colgada de su cuello.

Cosas del románico....