Hola a todos
Seguramente, una entrada un poco larga. Espero que interesante para algunos porque esto de las correspondencias entre texto bíblico e imagen sagrada se las trae.
Como todos conocemos, todo símbolo y cualquier expresión del Arte Románico lo es, está formado por un significante (la expresión material de la obra: una escultura, una escena pictórica, etc. es decir, el trabajo de los maestros artesanos) y un significado (el trabajo del teólogo redactor). Normalmente, nunca entró en el estudio de los diversos significantes (es decir, los estilemas del segundo maestro de Silos parecen repetirse en… la forma de realizar los ojos del maestro del Taller de Biota también se ven reflejados en… la manera de pintar en Bagüés está relacionada con esta otra que viene de Francia, de Inglaterra...) sino que me he centrado en el significado teológico que aportan los detalles plásticos. Y, aquí, está el problema.
Cualquier signo puede ser leído a diferentes niveles. Pongamos un ejemplo sobre el que otras veces ya hemos reflexionado, el tema del Bautismo de Cristo en el conjunto mural de Bagüés actualmente en el Museo Diocesano de Jaca.
Empecemos con unas cuantas preguntas: ¿cuántos cristianos de a pie sabrían que la imagen pictórica de Bagüés se basaba en el
Evangelio de San Juan? ¿Cuántos conocerían que existían detalles plásticos (la vestidura talar y los dos velos) que no aparecen en el texto del evangelio y que son símbolos teológicos añadidos para hablar de la unión Trinitaria del Hijo de Dios con las otras dos personas a través del concepto de la doble naturaleza de Cristo (la humana significada con la túnica roja, la divina significada con el velo azul)? ¿Cuántos conocerían que, detrás, había una teología neoplatónica concreta, la de Juan Escoto Eriúgena como se ha puesto en evidencia en determinados estudios, en definitiva un autor que se estudiaba en las grandes escuelas catedralicias como Paris o Chartres?
Sin embargo, ahí están esos detalles plásticos que no se pueden deducir de la lectura recta del pasaje evangélico de San Juan. Si, en la Edad Media y todavía hoy, la Biblia era y es tenida y, además, se proclama como la Palabra de Dios, ¿qué poder tenía que tener el que ordenó a los maestros artesanos pintores la colocación de esos detalles plásticos?
No creo que se pueda pensar que esos detalles plásticos fueran obra de un maestro artesano que los colocó para hacer bonito o para tapar espacio, es decir, anticipando lo que hoy se conoce como el arte por el arte. En las pinturas murales de Bagüés, existen muchos detalles plásticos que remiten a una determinada teología neoplatónica (la expresada en sus obras por Juan Escoto Eriúgena), una teología que, como acabo de recordar, era enseñada en las más importantes Escuelas catedralicias de Europa.
Y esta teología es la que se puede analizar a través de los llamados detalles plásticos. Este es el nivel de estudio que menos se utiliza en los diferentes tratados y estudios realizados sobre el Arte Románico. Los maestros artesanos han podido recibir su aprendizaje, su maestría, en un lugar; el teólogo redactor ha podido estudiar en otro, e incluso separados por cientos de kilómetros. El maestro artesano reproduce la técnica material que ha aprendido; el teólogo redactor enseña lo que ha estudiado y, es evidente, que no solo lo ha hecho de memoria, sino también en libros llenos de imágenes. ¿Quién ha diseñado la imagen: el maestro artesano o el teólogo redactor?
En la mayoría de los casos, al menos en un momento, el de la consagración del templo, la obra sería contemplada por otra u otras personas conocedoras del pensamiento teológico: el obispo, el arcediano o archidiácono, la gente de la curia episcopal. ¿Qué pensarían? ¿Una magnífica obra como la de Bagüés únicamente se ejecutó para que “viese los santos” (es decir, las imágenes) el pueblo y así catequizarlo? ¿Jamás llegaron a la Curia de Pamplona noticias sobre la ejecución de esta maravilla pictórica en su obispado? ¿Se realizó para que quedase como simple Biblia de los pobres en un pequeño lugar remoto? ¿Cuánto dinero pudo costar realizar una obra como esta? ¿Se hizo sin el consentimiento de ninguna autoridad eclesiástica?
Pero, lo curioso del caso, es que la teología de referencia de este conjunto pictórico de Bagüés encaja perfectamente con las obras románicas realizadas en el arcedianato al que pertenece, el de la Valdonsella. Con obras que la historiografía ha llegado a denominar protogóticas o tardorrománicas. Llegados aquí es mejor que me calle, porque habría que intentar responder una pregunta muy difícil: ¿son acertadas y correctas las dataciones señaladas para el conjunto del arte románico de toda la Valdonsella? Y, es evidente, que este no es mi campo de estudio.
No obstante, un nuevo detalle plástico que puede interpretarse a través de la teología de Juan Escoto Eriúgena (en concreto, de un comentario suyo al evangelio de San Juan) y que abre el paso a todo el programa iconográfico de Bagüés, desde la primera representación hasta la última colocada en el ábside:
Citar:
“A primo ergo homine ante peccatum accepit absque peccato esse, ab eodem post peccatum accepit mori posse; quibus duobus totam nostram naturam in se ipso restituit. Morten quippe nostram omnino in se delevit, et vitam aeternam restituit.”
(Juan Escoto Eriúgena, In S. Evangelium secundum Joannem)
En pocas palabras, el primer hombre (Adán) muere porque acepta el pecado. El segundo hombre (Cristo) restituye en Él la naturaleza humana, pues aniquiló completamente nuestra muerte y restituyó la vida eterna. ¿No os suena al programa iconográfico de Bagüés? ¡Ah!, el detalle plástico, ahora de Adán y con fotografías de otra magnífica web,
Románico aragonés, para que no haya dudas acerca del posible uso de las fotografías.
¿Cómo se pinta a Adán antes de pecar? Como un hombre joven y con un pelo hermoso, es decir, eterno como los ángeles.
¿Cómo se pinta a Adán después de pecar? Como un hombre viejo, tapado con las hojas de higuera, medio calvo y con el pelo blanco. Ya puede morir.
O, en palabras del propio Juan Escoto Eriúgena:
Citar:
“Veo ya que el hombre ha sido expulsado del Paraíso y lo veo convertido de feliz en desgraciado, de rico en pobre, de eterno en temporal, de digno de vida en mortal, de sabio en necio, de espiritual en animal, de celeste en terreno, de nuevo en viejo”.
(Juan Escoto Eriúgena, Periphyseon)
Sí, los detalles plásticos de las diferentes imágenes del Arte Románico sí que hablan de una determinada manera, la del pensamiento del teólogo redactor del programa que las ideó y supervisó.
Feliz fin de semana y cuidaos mucho!!!Un abrazo a tod@s