Hola a todos
Hoy, toca un entrada un poco más larga y un ejercicio de correspondencia entre un mismo tema (la traición de Judas) y tres imágenes que remiten a tres textos diferentes y uno, seguramente, hasta herético.
Siempre escribo que, en el estudio del Arte Románico, jamás se deben olvidar dos aspectos:
1. El pensamiento del teólogo redactor de un programa iconográfico era clave para su realización plástica.
2. La plástica utilizada refleja este pensamiento.
Esta doble evidencia la quiero demostrar a través de un pequeño trabajo de comparación visual. En una misma imagen, tres realizaciones plásticas del mismo tema, pero a través de visiones teológicas diferentes.
En primer lugar, la propuesta plástica de Issoire, Francia:
Parece ser que el teólogo redactor de este programa se decantó por centrar el tema de la traición de Judas Iscariote a través de la versión de los evangelios sinópticos:
Citar:
San Mateo:
“El respondió: El que conmigo mete la mano en el plato, ese me entregará... Tomó la palabra Judas, el que iba a entregare, y dijo: ¿Soy acaso yo, Rabí? Y él respondió: tú lo has dicho.” (Mt. 26, 23, 25)
San Marcos:
“Él les dijo: Uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.” (Mc.15,20)
San Lucas:
“Mirad la mano del que me entrega está conmigo a la mesa.” (Lc. 22, 21)
Por el contexto iconográfico, el joven sin barba que aparece detrás del traidor puede querer representar al discípulo amado, a San Juan Evangelista. De nuevo, una nueva manera de contrastar las dos opciones de fe. Sin embargo, aquí San Juan no es visto en su versión contemplativa. ¿Por qué? Simplemente, porque no es el evangelio en el que se narra.
El teólogo redactor de Issoire hace una versión literal o histórica desde el punto de vista de los evangelios sinópticos. Supongo que se ve bien que solo hay un plato en la mesa y que sobre este plato se juntan las manos de los dos personajes que se pueden identificar con Jesucristo y con Judas Iscariote, por cierto, con aura incluida.
Hagamos un salto en la distancia a través de otra fotografía:
Se trata del claustro de San Juan de la Peña. El teólogo redactor se decanta claramente por el evangelio de San Juan:
Citar:
“Uno de ellos, el amado de Jesús, estaba recostado en el seno de Jesús, Simón Pedro le hizo señal, diciéndole: Pregúntale de quién habla. El que estaba reclinado sobre el pecho de Jesús le dijo: Señor, ¿quién es? Jesús le contestó: Aquel a quien yo mojare y diere el bocado. Y mojando un bocado, lo tomó y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.” (Jn, 13, 23-26)
Aquí, solo Cristo lleva aura; los discípulos, no. Supongo que se ve claramente el tema del bocado y que se reconoce fácilmente a San Juan Evangelista.
Por las dos magníficas fotografías, ¿conocían o no conocían la interpretación literal o histórica de la Biblia los teólogos redactores de los programas iconográficos románicos? Pero, todavía no he acabado. Vayamos a por una tercera. El teólogo redactor de esta hermosa iconografía pictórica del templo de San Justo, Segovia:
no utilizó para inspirarse, como tantas veces hemos visto en el románico, el texto del
Evangelio de San Juan, capítulo XIII, el único evangelio canónico por cierto en el que se habla de San Juan recostado en el pecho de Cristo. Sin embargo, el texto de San Juan no habla directamente de que Cristo metió la mano en el plato como sí ocurre en la pintura y en los otros evangelios sinópticos:
Citar:
“23 Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. 24 Simón Pedro le hace una seña y le dice: "Pregúntale de quién está hablando." 25 El, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: "Señor, ¿quién es?" 26 Le responde Jesús: "Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar." Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: "Lo que vas a hacer, hazlo pronto." 28 Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía.”
Es más, el teólogo redactor de San Justo pudo utilizar este otro texto, nada más ni nada menos que del
Evangelio cátaro del Pseudo-Juan, capítulo I, en el que se habla de las dos condiciones iconográficas que se dan en San Justo:
1. Cristo mete la mano en el plato
2. San Juan tiene la cabeza reclinada en el pecho de Cristo:
Citar:
Este es el texto:
“1. Yo, Juan, vuestro hermano, que toma parte en vuestras tribulaciones, a fin de tomarla igualmente en el reino de los cielos, cuando tenia reclinada mi cabeza sobre el pecho de Nuestro Señor Jesucristo, le pregunté: Señor, ¿quién es el que te traicionará? Y él me respondió: El que mete conmigo la mano en el plato. Entonces Satanás entró en él, y buscaba ocasión de entregarlo.”
Además, por mucho que según los evangelios canónicos a la cena solo van los doce discípulos, en la iconografía de San Justo se representan 14 personajes:
Cristo
11 discípulos con aureola o nimbo
2 discípulos sin aureola: uno San Juan, inclinado en el pecho. Pero, ¿quién es el personaje que está colocado entre Cristo y Judas, al que acusa de forma visible San Pedro desde el otro lado con el dedo? Ese personaje en segundo plano no tiene nimbo y, además, parece una mujer. ¿Será la María Magdalena de los cátaros?
Además, para acabar de crear más misterio, el único discípulo adelantado a la mesa, con dos dedos de su mano derecha sostiene la única copa que hay en la mesa (¿el grial?) y con su mano izquierda sostiene un báculo. ¿No son las dos connotaciones iconográficas de José de Arimatea? ¿Y José de Arimatea y los cátaros...?
La imaginación está pudiendo más que los ojos. Siempre queda escribir que el teólogo redactor de San Justo quiso hacer una síntesis en una misma imagen tanto de la información aportada por los evangelios sinópticos como por el Evangelio de San Juan en su representación plástica. Pero, ahí está ese texto cátaro. Y, parece ser que en Segovia hubo gascones, si mi memoria no me falla...
Por eso, la elección de una determinada representación plástica está condicionada por la filosofía teológica del teólogo redactor de ese programa iconográfico.
Un abrazo a tod@s.