Hola a todos
Ante iconografías como esta de la portada de Roda de Isábena, Huesca:
siempre me vienen a la cabeza una serie de textos. Desde los de naturaleza bíblica:
1. Para el Antiguo Testamento, en el
Salmo 22:
Citar:
Me han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han cercado.
Abrieron sobre mí su boca
Como león rapaz y rugiente...
Libra de la espada mi alma,
Del poder del perro mi vida.
Sálvame de la boca del león...
(vv. 12-13 y 20-21)
2. Para el Nuevo Testamento, el la
Primera Carta de San Pedro:
Citar:
"¡Sed sobrios y vigilad! Vuestro adversario, el diablo, anda como león rugiente buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe"
(1 Pedro 5, 8)
hasta los de la Liturgia.Este símbolo pasó su correspondencia a la liturgia, concretamente al
Libera ánimas, también conocido como
Dómine Jesu Christu o
Canto del ofertorio de la Misa de Réquiem:
Citar:
“Señor, Jesucristo, Rey de gloria, liberad las almas de los fieles difuntos de las llamas del Infierno y del Abismo sin fondo: liberadlos de la boca del león para que el abismo horrible no los engulla y no caigan en los lazos de las tinieblas.”
Los símbolos del arte románico están bien definidos. En el fondo, el buen creyente debe estar dispuesto a todo; pues, así lo dejó de claro el propio San Pablo en algunos versículos del capítulo VI de la
Carta a los Efesios:
Citar:
“10 Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. 11 Revestios de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. 13 Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. 14 ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, 15 calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, 16 embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. 17 Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; 18 siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, 19 y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio, 20 del cual soy embajador entre cadenas, y pueda hablar de él valientemente como conviene.”
Ideas que se reflejaron de muchas maneras en el románico, cono en este capitel del templo de Nuestra Señora de la Peña, en Sepúlveda, Segovia:
Los maestros artesanos del románico sabían muy bien lo que se traían entre manos, pero los teólogos redactores de los programas iconográficos no eran mancos, si me dejáis utilizar esta expresión.
Un abrazo a toc@s