Hola a todos
Volvamos una vez más a este tema. En esta ocasión, para ver cómo las imágenes de cierta iconografía románica se realizó, en ocasiones, no sólo teniendo presente fragmentos de un texto bíblico, sino también algunas interpretaciones teológicas que se hicieron sobre pasajes de la Biblia. Pongamos un ejemplo basado en el episodio conocido como las
Tentaciones de Jesús en el desierto. De entrada, reproduzco la versión del
Evangelio de San Mateo:
Citar:
4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Hebreos 2, 18 Hebreos 4, 15
4:2 Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre.
4:3 Y el tentador, acercándose, le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes".
4:4 Jesús le respondió: "Está escrito:
El hombre no vive solamente de pan,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Deuteronomio 8, 3 Lucas 4, 4
4:5 Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo,
4:6 diciéndole: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito:
Dios dará órdenes a sus ángeles,
y ellos te llevarán en sus manos Salmo 91, 11 Lucas 4, 10
para que tu pie no tropiece con ninguna piedra". Salmo 91, 12 Lucas 4, 11
4:7 Jesús le respondió: "También está escrito:
No tentarás al Señor, tu Dios". Deuteronomio 6, 16 Lucas 4, 12
4:8 El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor,
4:9 y le dijo: "Te daré todo esto, si te postras para adorarme".
4:10 Jesús le respondió: "Retírate, Satanás, porque está escrito:
Adorarás al Señor, tu Dios,
y a él solo rendirás culto". Deuteronomio 6, 13 2 Reyes 17, 36 Lucas 4, 8
4:11 Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.
En el siguiente capitel del claustro de Santa Maria de l’Estnay, Barcelona, este pasaje bíblico se interpretó escultóricamente de esta manera:
Hay que recordar que este episodio bíblico está recogido por los tres evangelios sinópticos: Mateo (IV, 1-11), Marcos (I, 12-15) y Lucas (IV, 1-13). De tal manera que, en la distribución del ciclo litúrgico por años (A B C), los tres textos se leen en el Primer domingo de Cuaresma siguiendo este mismo orden.
Si nos fijamos bien, en el capitel de Santa Maria de l'Estany, se representa este episodio bíblico con tres personajes:
1. Jesús, sentado en una nube, encima de una montaña, adoptando la postura de la Maiestas Dómini, sostiene un libro cerrado en su mano izquierda, mientras que con la derecha acepta su destino.
2. El diablo, a la derecha de Cristo, ofrece una piedra a Jesús para que la convierta en pan.
3. Un personaje, vestido a la eclesiástica, con aureola o nimbo. Sin embargo, aunque este personaje parece estar entre las nubes, no viene connotado con unas alas.
El detalle del Diablo enseñando una piedra a Jesús, está contextualizando esta iconografía en el momento de la primera tentación. Pero, si esto es así, iconográficamente hablando, sólo se necesitan dos personajes: Cristo y el Diablo. No hace falta la presencia de este tercer personaje con aureola. Además, si este tercer personaje estuviera connotado con unas alas, entonces sí que se estaría recogiendo o la versión de San Mateo o la de San Marcos, ya que en las dos se indica que, cuando el diablo lo dejó, llegaron los ángeles para servirle. No ocurre lo mismo en el de Lucas, que no aparecen los ángeles para servirle. Sin embargo, en ese momento, sobraría la figura del Diablo.
¿Qué pinta entonces ese tercer personaje en este capitel historiado? En este momento, entra en juego la historia, tanto la civil como la eclesiástica. Santa María de l’Estany fue una Abadía donde se asentó una comunidad de canónigos regulares de San Agustín. Precisamente, en el
Oficio de Lectura del Primer (I) Domingo de Cuaresma, se lee el célebre
comentario de San Agustín al salmo LX, una reflexión sobre el episodio bíblico de las tentaciones de Cristo. En este comentario, entre otros, se puede encontrar el siguiente fragmento:
Citar:
“De forma que nos incluyó en sí mismo cuando quiso verse tentado por Satanás. Nos acaban de leer que Jesucristo, nuestro Señor, se dejó tentar por el diablo. ¡Nada menos que Cristo tentado por el diablo! Pero en Cristo estabas siendo tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne, y de él procedía para ti la salvación; de ti procedía la muerte para él, y de él para ti la vida; de ti para él los ultrajes, y de él para ti los honores; en definitiva, de ti para él la tentación, y de él para ti la victoria.
Si hemos sido tentados en él, también en él vencemos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado, y no te fijas en que venció? Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también vencedor en él. Podía haber evitado al diablo; pero, si no hubiese sido tentado, no te habría aleccionado para la victoria cuando tú fueras tentado.”
(San Agustín, Salmo LX, 2-3: CCL 39, 766)
San Agustín ha escrito:
“Reconócete a ti mismo tentado en él, y reconócete también vencedor en él”. Ahora sí que se entiende la presencia del tercer personaje connotado con una aureola. Es el símbolo del canónigo que vence las tentaciones del Diablo. En este capitel historiado de Santa Maria de lEstany, se está interpretando el episodio bíblico de las tentaciones de Cristo por el Diablo, no sólo a través de los evangelios sino también a través de la interpretación de un comentario de San Agustín, santo cuya regla profesaban los canónigos que deambulaban y meditaban por ese espacio mágico que todavía hoy en día es su claustro.
Y no sólo eso. El pasaje de San Agustín recoge una de las claves de uso de la iconografía instalada en un claustro, su carácter de lección moral, de
exemplum:
"Si no hubiese sido tentado, no te habría aleccionado para la victoria cuando tú fueras tentado".Ya lo hemos escrito en alguna otra ocasión, la iconografía sagrada del claustro de Santa Maria de l’Estay, Barcelona, se interpreta a través de la teología filosófica de San Agustín. No por nada, simplemente porque canónigos regulares de San Agustín deambulaban por este espléndido claustro mientras meditaban contemplando sus hermosos capiteles historiados. En definitiva, la Biblia y la Liturgia de la mano.
Como otras veces hemos comentado: muy buenos los artistas del románico, pero también igual de buenos los teólogos redactores de los programas iconográficos. De hecho, no todo el románico se originó como una
Biblia pauperum o con una función catequética. De nuevo, la importancia de las correspondencias...
Un abrazo a tod@s