Hola a todos

Ya que, hoy, es el día dedicado a San Francisco de Asís, recordaremos una serie de curiosidades románicas relacinadas con él y con la ciudad que le vio nacer.



Se trata del tímpano de la catedral románica de San Rufino de Assisi.

No se debe olvidar que la iconografía de este templo habla de Joaquín de Fiore y ya se sabe la relación del pensamiento de Fiore con el movimiento franciscano. Estamos en Asís, cuna de San Francisco. Y, aquí, como analiza historiografía consultada, se esculpió a Joaquín de Fiore y a sus dos seguidores y amigos principales:

En el fondo, el tímpano hace referencia a la idea teológica de las tres edades de las que hablaba Joaquín de Fiore.

La presencia, en este tímpano, de San Juan Evangelista y la Virgen entronizada, llevan a esta misma idea:


Curiosidades iconográficas románicas en este día dedicado a un hombre que, en la Edad Media, supo ver valores humanos en clave espiritual que, por desgracia, todavía hoy en día son tan necesarios.
¡Feliz sábado!
Un abrazo a tod@s

Hola a todos

Veamos una nueva curiosidad iconográfica románica. ¿Puede un detalle plástico menor, en este caso una breve inscripción, ayudar a interpretar una imagen románica?

Lo veamos. En este famoso relieve:



a Cristo se le connota con un libro en el que hay colocada una famosa inscripción: PAX VOBIS.

¿Por qué se escribe en el libro que lleva Cristo en las manos uno de los mensajes pascuales cristianos más esenciales: “Pax vobis”?

Cristo presentado con este saludo “Pax vobis” en un contexto de Resurrección y de Espíritu Santo en el capítulo XX del evangelio de San Juan:

Episodio que se produce justo antes de la segunda Pesca milagrosa en el capítulo XXI y donde no aparece ya la expresión del Resucitado.

En definitiva, el detalle plástico menor, la breve inscripción, sirve para identificar que se trata de la segunda Pesca milagrosa, la del Cristo resucitado. Una nueva curiosidad iconográfica románica. Fueron muy buenos los redactores teológicos del románico. Las cosas tenían que quedar claras.
¡Feliz miércoles!
Un abrazo a tod@s

Hola a todos

Es evidente que, en el románico, no se dejaron ni un solo detalle, ni siquiera los cromáticos. Si miramos esta fotografía:



rápidamente, podemos observar que toda la policromía está realizada a través de la utilización de cuatro colores: verde, azul, rojo y marrón. Además, las figuras esculpidas son ángeles y, en contexto, es el cielo.

¿Se pueden explicar estos colores? Sobre la simbología de los tres primeros ya hemos escrito en otras ocasiones. El verde, azul y rojo se interpretaban como los colores de las tres personas de la Santísima Trinidad, así lo dejó muy claro Joaquín de Fiore. De hecho, Fiore interpretó cromáticamente su idea de la Trinidad en su Liber Figurarum. En la Tabla XIb del códice Reggiano, Fiore explicó el concepto trinitario de las relaciones que se producen entre las tres personas de la Trinidad:



Si nos fijamos bien, el Padre está representado con un círculo de color verde, porque es el creador de la naturaleza; el hijo, con uno de color azul, porque descendió del cielo y el Espíritu Santo con uno de color rojo, ya que es el amor.

Queda la interpretación del color marrón, en definitiva el color de la tierra, y, en contreto, el color del hombre, creado a partir del lodo o barro según el relato del capítulo II del Génesis.

Nada, que, en el románico, hasta los colores nos hablan de Dios y de los hombres.
¡Feliz sábado!
Un abrazo a tod@s

Hola a todos

Una entrada sobre curiosidades iconográficas románicas muy rápida y con poca letra, eso espero.



En esta iconografía sobre el sueño de San José, destacan entre otros tres detalles iconográficos que me gustaría comentar:

1. San José connotado con un bastón en forma de Tau, como premonición del Hijo que aceptará. De hecho, así se esculpe en la mayoría del románico hispano cuando se le representa con este atributo.

2. El ángel sostiene una filacteria o rollo profético, como símbolo del cumplimiento de las profecías de Israel en ese Hijo que aceptará.

3. La curiosidad más llamativa es la siguiente. Para hablar de su eternidad y de que su naturaleza no está sometida al paso del tiempo, los ángeles románicos se esculpían y pintaban sin el atributo de la barba. Sin embargo, este ángel no sólo luce barba sino también un magnífico bigote que anticipa el de Dalí. Además, los ángeles como representantes de la liturgia celestial siempre se presentaban sin barba, ya que la tonsura eclesiástica no sólo consistía en la corona de San Pedro sobre los pelos de la cabeza sino también en el rasurado del bigote y de la barba.

Ya que es el primer día de la semana laboral, una entrada un poco simpática sobre curiosidades iconográficas románicas.
¡Feliz lunes!
Un abrazo a tod@s

Hola a todos

Volvamos a un pequeño detalle. Está claro que desconocemos la identidad de la inmensa mayoria de los maestros escultores del románico. Por eso, llama poderosamente la atención encontrar casos como el siguiente.

Se trata de un escultor orgulloso de su cargo eclesiástico. Nada más ni nada menos que relacinado con el gran monasterio italiano dedicado a la memoria de la aparición de San Miguel, el 8 de mayo.

Se trata, evidentemente, del Monte Gárgano. En su santuario, esculpió un maestro cantero que acabó firmando como ARCHIDIÁCONO ACCEPTUS:

Está claro que se sentía muy identificado con el tema de la imagen:


(Alberto Gentile, Monte Sant’Angelo, artículo electrónico)

El águila de San Juan Evangelista, el gran símbolo evangélico para todo canónigo, al representar los dos modelos de comportamiento en torno a la salvación del alma: la personal (a la manera de los monjes con vida claustral en los monasterios), la de su feligresía (a través de la predicación y la vida entre los hombres).

Además, este dato, la existencia de un maestro escultor archidiácono o arcediano, rompe con el tópico historiográfico de que los maestros canteros sólo eran unos hombres analfabetos que ejercían un oficio. Este también fue su propio redactor teológico, conocimientos no le faltaban, pues (si mi memoria no me falla) para ser archidiácono en la Edad Media (entre otros títulos) tenía que figurar el de Magister, es decir, maestro en teología.
¡Feliz martes!
Un abrazo a tod@s

Hola a todos

Hoy, un domingo un poco raro, por eso del cambio de la luz, una curiosidad iconográfica rápida y espero que simpática.

Ante el aparente empate inicial entre San Miguel y el Demonio:



la balanza parece no moverse. Hay un equilibrio total. Entonces, si tanto San Miguel y Lucifer los quiero connotar como lo que fueron ángeles, es decir, añadiendo a su ejecución de labra unas alas, ¿cómo hacerlo para distinguirlos?

Tengo una primera opción: colocar a San Miguel a la derecha de la balanza. Pero, ¿desde qué perspectiva de observación, la del templo o la de la vista del espectador de la imagen?

Me queda una segunda opción, connotar a uno de los dos con algún elemento que claramente lo acabe identificando. Y, aquí, entra esa curiosidad iconográfica de la que hoy quería hablar. Mientras a San Miguel se le viste con vestidura talar, como un clérigo, al Demonio se le presenta desnudo. Después, también está el tratamiento capilar diferente (y que, por cierto, recuerda modas divergentes a la romana) que recibe San Miguel respecto al demonio.

Nada curiosidadades románicas en este domingo de variaciones lumínicas.
¡Feliz domingo!
Un abrazo a tod@s

según parece hay restos de pintura y el demonio estaría cubierto de pintura negra, me recuerda a un retablo que vi en la exposición que trajeron a Madrid del MNAC, voy a ver si la encuentro.

Este es, aunque no tiene alas.

Hola a todos

Amiga Piratesa, siempre lo digo, ¡qué ojos tienes para el románico!

Lo del color negro lo encuentro acertadísimo; una manera sencillísima de diferenciar el bien del mal suponiendo que las vestiduras talares de San Miguel bien podrían estar pintadas con colores de la liturgia, entre ellos, el blanco.

De todos modos, me llama poderosamente la atención que, en la escultura, todavía se presente al demonio con alas, como un ángel que le echa un pulso a San Miguel, a través de esa idea de equilibrio. No es un ángel caído, idea que en el frontal se representa con la ausencia de las alas. El Demonio en la escultura es todavía un ángel y esto cambia el significado teológico de la escena. Me intento explicar. No es lo mismo que se interprete que el pesaje del alma se realiza en la tierra, que en el cielo. Por eso, la importancia de las curiosidades iconográficas románicas, expresadas a través de lo que denominamos detalles plásticos.

Sobre el frontal que tan magníficamente nos aportas, quisiera poner una breve explicación por si alguien no conoce su tema. De hecho, se desarrolla una correspondencia iconográfica que nace a partir de una hermosa tradición cristiana:



La fotografía la he tomado prestada de la página cossio.net. Se trata del llamado frontal de los arcángeles, datado en el siglo XIII. ¿Os apetece repasar las cuatro escenas pictóricas?

En la primera, superior izquierda, los arcángeles Rafael y Gabriel sostienen en un lienzo la figura de un alma humana.

En la segunda, superior derecha, la lucha apocalíptica (Apoc. 12) de San Miguel contra el dragón.

En la tercera, inferior, izquierda, el tema de la psicostasis.

En la cuarta, inferior derecha, la única en la que no hay representación de arcángeles, una escena basada en el principio de la leyenda del Monte Gargajo: Un cazador dispara una flecha contra un toro; pero, la flecha dio la media vuelta.

Piratesa, muchas gracias por estar ahí.
¡Feliz martes!
Un abrazo a tod@s

Hola a todos

Un poco más sobre curiosidades iconográficas románicas. En ese caso, nos fijamos en la representación de un Tetramorfos románico esculpido utilizando dos capiteles. Está claro que, en esta curiosidad, se puede aplicar la teoría filosófica de la Estética de la recepción (utilizada en arte por extensión, no sólo a la literatura), siguiendo aquel pensamiento de Gadamer en el que afirmaba que el espectador es un factor esencial del juego mismo que llamamos estética.




Este Tetramorfos se encuentra en los capiteles del lado derecho de la puerta sur de la Abadía de Saint Ursanne, en Jura, Suiza.

Desde una visión primera, desde un espectador como hombre o mujer con fe, pero sin mucha instrucción teológica, nos encontramos ante una expresión más de los cuatro Evangelistas a través de sus símbolos como Vivientes de un Tetramorfos.

¿Qué pasa si nos fijamos bien? El Tetramorfos no está esculpido como una unidad junto a la Maiestas Dómini en un solo capitel, como sí ocurre en otros casos que tod@s conocemos:


(Portada occidental templo San Miguel, Biota, Zaragoza)

sino en dos. Además, los cuatro evangelistas se han separado de manera intencionada:

1. En un primer capitel, el león (Marcos), el águila (Juan), el hombre (Mateo)
2. En un segundo capitel, el buey (Lucas)

¿Por qué al buey, a San Lucas, se le da un tratamiento iconográfico diferente? La respuesta está en lo que vendría catalogado en los manuales como elemento vegetal decorativo. En el románico, hasta los detalles plásticos menores de la iconografía tienen una interpretación teológica.

¿Por qué San Lucas se representa junto a elementos vegetales? El teólogo redactor de esta iconografía conocía estas tres ideas teológicas:

1. La interpretación teológica que San Jerónimo había dado para los cuatro Vivientes o Evangelistas. A San Lucas, le correspondía el honor de ser el símbolo de la Pasión o muerte de Cristo. ¿Dónde murió Cristo?, es evidente, en la cruz.

2. ¿Qué leyenda circulaba en la Edad Media en torno al origen de la madera con la que se había hecho la cruz de Cristo? Según la llamada Leyenda del árbol de la cruz, la madera con la que se hizo la cruz de Cristo provenía del Árbol de la vida del Paraíso.

3. El tema teológico de los dos Adán basado en el capítulo XV de la Primera Carta a los Corintios.

La unión de estas tres ideas teológicas son la causa de que el teólogo redactor decida esculpir solo al símbolo de San Lucas, ya que con este detalle plástico se está dando relevancia teológica al papel de Cristo como redentor de la humanidad por su muerte salvadora en la cruz.

No sólo eso, esta división permite poner de manifiesto la doble naturaleza de Cristo. San Lucas representa a la muerte, el único acontecimiento salvífico propiamente humano, es decir, la naturaleza humana de Cristo. San Mateo, San Marcos y San Juan (Encarnación, Resurrección y Ascensión) a los tres acontecimientos que ponen de manifiesto la naturaleza divina de Cristo.

Además, todavía hoy, la liturgia católica, el día de Vienes Santo, en el Oficio de la Pasión, al descubrir el Crucifijo que será adorado con cantos y oraciones, el sacerdote repite una antífona:
Nada, que el espectador de esta segunda estética de la recepción debe ser una persona que no sólo tenga fe sino que también tiene que poseer conocimientos teológicos, ya sean ortodoxos (provienen de textos canónicos) o no (provienen de leyendas santas). Sólo desde esta perspectiva, se explica la separación del símbolo de San Lucas en este Tetramorfos tan especial.
¡Feliz jueves!
Un abrazo a tod@s