En la provincia de Segovia, en Sepúlveda, se yergue sobre el pueblo la magnífica iglesia de San Salvador, datada por Gaya Nuño en 1.093, lo que la convierte en una de las primeras iglesias románicas.
su construcción debió realizarse en breve plazo y con el mayor interés a juzgar por las innumerables marcas de cantero existentes en sus muros. Hacían solo 13 años desde que Alfonso VI se había reunido con sus nobles en Gamonal (Bu) para dictaminar su adhesión inquebrantable a Cluny y su románico, y solo 5 del conciliábulo de Husillos (P).
La iglesia incorpora una galería en su lado sur que debió ser la primera en construirse salvo que la implementada en San Miguel de San Esteban de Gormaz fuese anterior.
En dicha galería, un capitel, el más próximo al este, en el extremo desde el que se domina la población, aunque muy erosionado en sus diversas facetas, permite ver en la faceta este un personaje genuflexo, con respaldo decorado, con extraños ropajes, en cuya mano derecha parece agarrar un objeto.
No hay interpretación asumida de este personaje en las diversas fuentes consultadas. Desde quien claramente manifiesta que no lo entiende hasta quien ha querido ver en él a un labriego sepulvedano. Así que ahí va mi opinión:
El personaje se arrodilla en señal de respeto por el lugar sagrado en que se encuentra, pero desde su lugar copreside/cogobierna el deambular de la Villa (y de su alfoz). Sus ropajes evidencian que no es un noble, pero que debe ser alguien destacado en el gobierno, un oidor, un legislador, algo así, y lo que sostiene en su mano es el fuero, el fuero latino, el fuero de Sepúlveda sancionado por el Rey, pero que recoge en el mismo las costumbres y prácticas que regían quizás desde Fernán González y que se iban transmitiendo en forma verbal constituyendo lo que en derecho se llama "derecho consuetudinario", el derecho que emana de las costumbres cuando no hay otras fuentes.
Dios y costumbres gobernando la ciudad, con la sanción de un rey "ausente". Saludos.