Estoy de acuerdo demiguel, cuando dice que llevamos no se sabe cuántas entradas hablando de la posibilidad de que la luz incida en la losa sin tocar otros temas, pero, y todo sea dicho con todos los respetos este hilo lo abrió lucimfero para tratar un asunto astronómico en un templo románico. Si Jordi y yo hemos intervenido ha sido para contestar amablemente a las entradas que se ha ido abriendo respecto al tema.
Ante las alusiones de Eadan y, como dice Jordi, para dar por finalizado este asunto, desearía aclarar un par de puntos. Perdonad la extensión, pero creo que es importante.
Eadan, en primer lugar, gracias por dedicar tu tiempo para confrontar los datos que en su día obtuvimos, porque ése es y no otro el camino del método científico. Tus aportaciones han servido para debatir algunas cuestiones fundamentales de nuestro trabajo, y ha resultado interesante hasta cierto punto. Me explico.
Primero cuando escribes:
“En todo caso, la exactitud obtenida en San Bartolomé de Ucero, en algunos de los alineamientos, se debería a que los constructores utilizaron las sombras de un gnomon durante el solsticio de invierno para trazar los ejes norte sur con el que correspondía alinear el del crucero, como parece ser que hicieron. De ahí la exactitud de cualesquiera otros resultados, que nos hacen llegar nuevamente a un punto de inflexión en relación con el estudio señalado, relativo ahora sobre la previsibilidad de las mediciones utilizadas, pues nuevamente reivindicamos la orientación sur sureste del eje del crucero con el del solsticio de invierno y la observación directa como única prueba de contraste con cuantos vaticinios realicemos, la mayoría de ellos infundados o que no tuvieron cabida ni siquiera en la mente de sus planificadores,. como tal vez pudo ser éste de la 'senda de las pidrecitas'.
Sinceramente, me reitero, no veo por ningún lado dónde está el problema. Que si la alineación se produce o no, que si es el camino es del Sol o el de las piedrecitas, etc. A este paso podríamos estar hasta el juicio final, pues aún queda la alineación del equinoccio, el lapidario que daría razón de la orientación del templo, la hipótesis de la doble alineación…
Nuestro objetivo era tratar de constatar un hecho ante la imposibilidad de una verificación visual. Los cálculos hicieron el resto y los presentamos como lo que son: una hipótesis. No hay para estar buscando los tres pies al gato continuamente, o sí, pero quizás deberíamos haber mantenido al margen a los amigos del foro de nuestras “disquisiciones científicas”, más que necesarias por otro lado, como dice Jordi, pero disputas al fin y al cabo sobre una cuestión que en realidad no es tan importante, en el sentido que se verificará probablemente más pronto que tarde y si no se produce todo eso que nos habremos ahorrado.
Por otro lado, también me pregunto, ¿tienen algo de malo que las medidas sean predecibles? Al contrario, más bien creo que es indicio de que hay un modelo. ¿Es predecible la alineación de la losa si se produce? ¡Pues claro! Cuando un pistón baja el otro sube. Pero, ¿nos hemos fijado en el motor en su conjunto? ¿Y en la idea motor?
Nuestro trabajo parte de toda una serie de indicios que apuntan en una misma dirección. Una nave transepto de menor altura que la principal que sorprende a tirios y troyanos, un rosetón ubicado proporcionalmente a las formas del hastial, el sol que señalaría en el interior del templo su máxima elongación anual justamente el día del culto al Dios Invictus, iluminando, en este caso, ¡una losa en forma de cruz patada! A buen entendedor, sobran palabras. No olvidemos también el lapidario del ábside porque, a menos que alguien proponga otra explicación mejor, que me aspen, porque hay que reconocer que si non e vero e ben trovato.
¿Crees que todos estos detalles son insuficientes para elaborar razonamientos fundados?
Como dicen Isabel Baquedano y Carlos M. Escorza: «la utilización de los programas informáticos adecuados ha venido a demostrar que los conocimientos astronómicos de estos sacerdotes (celtas) eran razonablemente precisos (…) La capacidad de abstracción que supone su plasmación, al igual que los conocimientos geométricos en ellos encerrados (mediciones en ángulos con precisión, etc.), demuestran que el sacerdocio celta excedía con mucho el concepto sacerdotal romano, prioritariamente religioso. Todo ello avalaría el reconocimiento de una casta sacerdotal que atesoraría una serie de conocimientos ancestrales, entre cuyas funciones estarían la observación astronómica, el control del calendario, la demarcación ritual de los espacios sagrados y el servir, por medio del ritual, de puente entre el mundo de los vivos y el Más Allá.» Isabel Baquedano, Carlos M. Escorza, Alineaciones astronómicas en la necrópolis de la Edad del Hierro de la Osera (Chamartin de la Sierra, Ávila); Complutum, 9,1998: 85-l0.
En cuanto a la reivindicación del marcaje de la nave transepto que haces, échale un vistazo a este video. Tiene ya sus años. Un equipo de investigadores españoles y alemanes realiza la estimación de la orientación del templo. Para ello parten del Norte-Sur formado por la surgencia rocosa, con un agujero en su parte superior, que hay en la entrada de la Cueva Grande y el menhir natural. Miden los ángulos a las esquinas del transepto. En un momento, se puede oír a la persona que está manejando el teodolito decir por radio que el azimut de el eje diagonal del transepto es de 0 grados. El documental está en alemán y pierdo detalles, pero mencionan que es una alineación polar relacionada con cultos templarios. Es un documental muy interesante.
En ibérica-documental tenemos un enlace a un extracto del documental de la ZDF, es el siguiente:
http://www.iberica-documental.es/index. ... en-youtube. Gottfried Kirchner, director de la serie "Terra X" a la sazón, de la segunda cadena de la televisión alemana, ZDF, dirigió personalmente el documental EL TESORO DE LOS TEMPLARIOS para la ZDF EN 1994. El video completo se puede encontrar en internet buscando un poco.
Por otro lado, el solsticio de invierno, como sabrás por Vitruvio, no es un buen momento para iniciar las trazas de un templo. El mejor momento es en primavera, porque además en cuando comienza el buen tiempo, las horas del día se alargan y todo ello favorece al desarrollo más rápido de la obra. No imagino al maestro con su gnomon en el cañón para esas fechas, porque además lo más probable es que nieve. ¡Con el frío endiablado que hace esos días por esas tierras sorianas! Hasta que no llega el mediodía y el tenue sol invernal comienza a calentar la tierra y la fría roca hay que recurrir a los guantes para manejar el instrumental (cámara, cintas, libreta, etc.). Como indicamos en nuestro trabajo creemos que la operación de la orientación la realizaron en primavera, como indica la tradición.
Y por último, en referencia a estas otras palabras:
“No todo es Gaya Nuño. Ni intrínsecamente astronomía; la geometría también cuenta, pero cabe preguntarse además ¿de qué servía todo este conocimiento a aquellos buenos constructores románicos? Medir las sombras de un gnomon y replantear sobre el terreno, y ya está. A partir de ahí, todos los cálculos hechos con ordenador, poco más o menos, coincidirán hasta con el rumbo de planetas y galaxias; pero entonces... ¿para qué servían, si les sobraba con lo anterior?”
Permíteme discrepar en este punto. Las leyes que regulan los procesos que gobiernan el universo no son visibles a simple vista, y es necesario recurrir al ingenio y el instrumental. Los cálculos sólo coincidirán si hay una razón para ello, esto es, una ley que permita anticipar un suceso físico. De lo contrario no habría un solo punto de referencia donde apoyarnos y daría igual decir 1+2=3 que 1/2=3. El mundo que nos rodea lo percibimos cambiante pero siempre es igual, como el fuego de Heráclito.
Por otro lado, ¿se trata como dices de tan sólo un buen constructor con su gnomon y nada más? Yo tengo mis dudas. Si algo sabemos de la tradición de la arquitectura sagrada es que nada es casual, y que un templo es un artefacto. Hoy tenemos relojes atómicos, GPS, satélites y nos creemos que lo sabemos todo. Pero,¿tendríamos hoy ordenadores si no se hubieran construido antes cromlechs? ¿Si el ser humano no hubiera tenido esa curiosidad y capacidad para describir el cosmos mediante leyes matemáticas que le permiten, como dice Agrippa, hacer cosas prodigiosas?
Sir Norman Lockyer, fundador de la revista Nature, publicó en su primer número un artículo sobre el conjunto de Stonehenge. Estudios posteriores confirmaron sus más que fundadas sospechas en cuanto a la función de los círculos de piedra megalíticos, y hoy pocas dudas caben que fueron erigidos, con toda intención, a modo de observatorios astronómicos, y que habrían servido para establecer, hace más de cinco mil años, el día del mes solar, la edad de la Luna y el calendario de las fiestas a las deidades.
Como la función primera de un crómlech era señalar la posición de los astros en el firmamento, su forma circular, imitando la curvatura del horizonte, viene determinada, antes que nada, por una necesidad del diseño. Claro que es evidente y previsible, como dices Eadan, pero es justamente ahí donde radica su importancia, porque así es como, desde los más remotos orígenes, el arte de la construcción quedó asociado a una serie de técnicas que fueron determinantes para el desarrollo, en las culturas mesopotámicas y del antiguo Egipto, de las llamadas «ciencias sagradas», como la astronomía, la geometría y las matemáticas, con las que se han escrito las páginas más brillantes de la historia del arte y la arquitectura.
Sin esas técnicas, que han permitido el cómputo del tiempo y la mensuración del espacio, no hubiera sido posible el desarrollo de la agricultura, el comercio, la construcción o la navegación. Sin estas referencias no podríamos concebir el mundo que nos rodea, pues resultan imprescindibles para establecer el punto de partida de cualquier conocimiento basado en la experiencia.
En la catedral de Chartres se produce uno de estos juegos de luces que atrae a cientos de visitantes cada año para contemplar el 21 de junio a mediodía, cuando el sol está en el cénit, un rayo de luz atraviesa el vitral de Saint Apollinaire iluminando una espiga de metal adherida por los canteros a un bloque de piedra blanca y señalando así la entrada en el solsticio de verano. Y es que, en Francia, a diferencia de este país, saben cuidar su patrimonio como es debido y saben reconocer cuando algo tiene valor. No encontraras en Francia un castillo en el estado de la fortaleza de Ucero, a pocos kilómetros de San Bartolomé, punto estratégico vital para alcanzar desde el sur la Sierra de la Demanda y un lugar repleto de historia, cuya torre del homenaje, con su magnífica bóveda, clave y ménsulas, se mantiene en pie de puro milagro, testigo mudo de su propio final.
O como la misma losa de la salud. Este último verano corrieron algunos rumores de que iban a retirarla, aunque como tiene cierta fama quizás no suceda, por si es peor el remedio que la enfermedad. La losa de la salud es un elemento molesto para algunos, una “imagen” que por un lado no hace más que suscitar preguntas inadecuadas, por su simbología a toda luces templaria, y por otro despertar todo tipo de supersticiones que se creía hace tiempo olvidadas y erradicadas por completo, como el culto a las piedras o la veneración por ciertos lugares porque se cree que son más propicios para entrar en contacto con lo numinoso, regenerar la salud e incluso el alma. Mucha gente viene hasta aquí sólo para colocarse descalzos sobre la losa de la salud, esperando absorber la benéfica energía que supuestamente desprende. Llevo muchos años observando sus reacciones y podría contar un montón de historias sobre ello. Unas buenas y otras no tanto.
Para Corbio, Piratesa y Xavidc un apunte. El templo fue levantado sobre la misma roca madre sobre un enorme repecho rocoso. Por su parte oeste la roca madre entra en la nave principal hasta unos tres metros, de forma parecida al Alto Rey en Guadalajara. Por desgracia está completamente tapada por un coro que construyeron a finales del siglo XIX después de quitar un gran peñasco que había, como apunta Alejandro Aylagas, historiador local. Digo esto porque estaría relacionado con las supuestas propiedades telúricas como muy bien apuntáis. A raíz de un estudio sismográfico realizado el año pasado se ha podido comprobar que bajo la ermita hay una gran cavidad natural, de unos 12 metros de diámetro y mucha profundidad. ¿Es éste el santa-sanctorum del templo?
Agradezco a Xavidc la claridad de sus palabras siempre conciliadoras, su talante constructivo y práctico. Son un soplo de aire fresco.
Un abrazo a tod@s.