No hay nada gratuíto en el románico, ni en la geometría de su arquitectura, la miniatura o la escultura, aunque en este caso debería decir mejor, la talla policromada sobre madera.
Desde los detalles de los ropajes, hasta la confección y los complementos como broches o calzado, todo tiene un significado a investigar, invitándonos a descubrir facetas de la Edad Media, época que aún hoy -todavía- la historia de la ciencia, considera oscura.
El gesto hierático, grave de los personajes es una característica de las figuraciones románicas, y es precísamente esta seriedad gestual, la que supuestamente nos aleja de otras disquisiciones características de la atracción femenina... o tal vez con el simple propósito de infundirnos mayor respeto.
La posición social se refleja en el vestuario, esas capas togadas, el colorido de las diademas corona, que en este caso delatan tal vez una era menos antigua del románico, pero no por ello menos llamativa.
¿Podemos decir algo más?... seguro que quedan muchos detalles que no se escaparán a quienes tiene la capacidad innata de mirar el arte con otros ojos, los de la belleza del románico.