Como todos sabemos, a veces en el románico nos encontramos representaciones como esta:
cuya justificación anagógica es difícil, máxime cuando en alguna ocasión encontramos alusiones a la sodomía, al onanismo o al sexo con los animales.
Eventualmente, la figura es una vulva que asociamos a la madre naturaleza, o un exhibicionista, frecuentemente despenalizado, quizás por envidia. Estas imágenes traslucen los hábitos del homo románicus, que practicaba la sexualidad a tope, dentro y fuera del matrimonio, tanto él como ella, claro.
Ayer fue el día mundial del corazón y por los medios se escucharon y leyeron múltiples intervenciones. De entre ellas sonsaco aquella que tuve la oportunidad de escuchar en directo del primer médico serio que desde hace 30 años (aprox) realiza transplantes de corazón. Decía el hombre que lo más importante es prevenir, y que una de las mejores formas de hacerlo era practicando el sexo, y mucho, así como que también era muy bueno para fortalecer otras muchas partes del cuerpo. "Mens sana in corpore sano", me dije, recordando a San Pablo. Y recordé que tener sanos a los laboratori beneficiaba a toda la sociedad, que el sexo estaba al alcance de todos, y que era barato. También me vino a la cabeza el comentario de García Guinea explicando Cervatos que decía que el sexo para el homo romanicus tenía un sentido diferente al que nosotros le habíamos dado.
¿Serían estas representaciones sexuales de nuestras iglesias románicas una apología del sexo y una invitación a practicarlo com forma de mantener en buen estado lo que Dios nos había dado, el cuerpo?. Saludos.