Leodegarius se refiere a dos posiciones en su exposición sobre la estética del románico, que habría que desbrozar:
De una parte se refiere a M.S. cuya obra adquiere su reconocimiento tanto por su valor intrínseco como por el valor del autor, que lo mismo hablaba del románico que de Picasso pues tal fue su capacidad, de todos reconocida.
Parece como que Leodegarius plantea al referirse a M.S. la ausencia de una estética no religiosa en el románico y acompaña a esa visión la de la incomprensión de Bernardo de Claraval sobre la iconografía del románico. De hecho, hasta podrían considerarse como situaciones antagonistas.
Empezando por lo fácil, Bernardo, del que nunca se sabe donde empieza o acaba lo político, se refiere a una lectura literal de esa iconografía y rechaza cualquier lectura moralizante o anagógica de la misma. Y, además, se refiere sólo a la iconografía historiada. Yo, a Bernardo lo aparcaría, su visión estratégica corresponde a un pensamiento superado.
Retorno a M.S. y expongo, sin haber leido el artículo, pero sí algún ensayo sobre su obra además del planteamiento de Leodegarius, que no tiene en cuenta ESPECIALMENTE el carácter de ARTE SACRO que caracteriza al románico de una manera sustancial.
Pero, a partir de ahí, discrepo. Creo que es posible encontrar actuaciones románicas no relacionadas con el cristianismo, pero, además, y también ESPECIALMENTE es posible encontrar la belleza en el arte sacro y su manifestación a través de estilemas característicos. Válganme tres ejemplos:
Capiteles de Silos,
Kilpeck y Autun, tanto en su
tímpano (firmado) como en las obras que se conservan en el
Museo. Saludos.