Queridos amigos:
Una hora más de sueño, o de domingo, es un pequeño milagro en un mundo donde el tiempo es tan importante. Se me ocurre que lo mejor que puedo hacer con este tiempo es dedicárselo a mis amigos del foro, pues la amistad es otro de esas cosas que no por cotidianas dejan de ser milagrosas...
Los latinos llamaban
miraculum a los sucesos prodigiosos que escapaban a su entendimiento: eclipses, estaciones del año, tempestades...
Miraculum provenía de
mirari, ‘
contemplar con admiración, con asombro o con estupefacción’.
Mirari dio origen a otras palabras como mirabilis, "admirable";
miratio -onis, "admiración"...
Dos elementos han de concurrir para que algo cause admiración, sea admirable: que la causa del suceso sea desconocida por quienes presencian el suceso, y que el hecho en cuestión sea o parezca contrario a lo que debiera resultar.
En los tratados de Teología (aquí nos podrá hechar una mano Fer), en la explicación de la Sagrada Escritura y en la Filosofía de la Naturaleza, se viene a definir el milagro como un suceso patente y extraordinario (en su calidad de contrario al curso regular de la naturaleza) que, superando las fuerzas naturales, tiene en Dios su autor inmediato o mediato.
Desde nuestra calidad de aficionados al arte, creo que sabemos apreciar que el milagro, más allá de lo religioso, está en muchas partes, incluso en la mano del ser humano. Pero vamos con nuestro románico y, si os parece, "resucitemos" algunas representaciones de milagros recogidos en la Biblia y que fueron esculpidos o pintados en nuestros templos.
Empiezo por uno de los más frecuentes:
La Resurrección de Lázaro, siglo II d.C., Catacumba de la Vía Latina, Roma. Para los primeros cristianos era importante comunicar el impacto del mensaje de Cristo y las posibilidades de Salvación que éste bindaba, y por ello, temas narrativos de los hechos de la vida del propio Jesús sirvieron como aval en la búsqueda del perdón de los pecados.
Bagües.
La decoración mural de la iglesia de Bagües (siglo XII), que dependía del monasterio de San Juan de la Peña, se conservó hasta 1966, siendo entonces traslada al Museo de Jaca. En una parte del fresco se aprecia la resurrección de Lázaro. Destaca el dinamismo del estilo, tendente a la narración.
Precisamente en San Juan de la Peña encontramos una de las más bellas representaciones de este milagro...
Entonces María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle se postró a sus pies y le dijo: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano......levantando los ojos a lo alto, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sabía que siempre me escuchas, pero lo he dicho por la multitud que está alrededor, para que crean que Tú me enviaste...
Y después de decir esto, gritó con fuerte voz: ¡Lázaro, sal afuera! Y el que estaba muerto, salió atados los pies y las manos con vendas, y el rostro envuelto con un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y dejadle andar (Jn)Feliz domingo a todos.