Respecto al canecillo de Bolmir, mi opinión es que es indescifrable, no ya por buscar una interpretación a lo que le sale o entra en la boca, sino porque la mitad del canecillo es ilegible.
En relación con el sexo, hay que tener presente que antes de Trento lo de fornicar era menos grave, hay que tener en cuenta que la Ley que regía estos actos era el Levítico primero y luego la mosaica, en cuyos contenidos se establecen límites que todavía permitían mucho juego. Estas posibilidades fueron, sin duda, aprovechadas por el románicus, cuyos recursos económicos ´no le permitían ni siquiera ir al cine. Y el románicus lo aprovechó, como evidencia Piratesa; se puede decir que donde menos se fornicaba era en el hogar. De ahí tantas prevenciones, incluso Honorio de Autun en su obra más conocida, en el sermón "para el día que quieras", exhorta a los poderosos a prohibir/limitar la fornicación.
Pero la diversión en el románico no debió ser solo la del pueblo como reflejada en los motivos escultóricos, quizás también se divirtieron los escultores, como evidenciado en este capitel de Saint Sever en la Gascuña (¿?) francesa. Fijaros en las piruetas del judas debajo de la mesa, en los bigotes que le ha puesto a algún apóstol, en las marujas preparando el caldero de no sé qué, y al final, casi perdido por el atractivo de lo figurado, el texto sobre el astrágalo. Saludos