Parte segundaEs evidente que San Juan Evangelista se identifica claramente:
sólo hace falta seguir los postulados de la tradición iconográfica de las crucifixiones. Con San Juan, son 10 los posibles discípulos identificados.
Volvamos, a la figura de San Juan connotado no como en otras ocasiones con su cara apoyada en su mano derecha. Hay una intencionalidad, un cambio en los detalles plásticos relacionados con San Juan Evangelista en el imaginario románico. ¿Qué sostiene en sus manos? En la mano izquierda, un libro; en la derecha, un incensario que está en relación con su libro del Apocalipsis. En definitiva, elementos e instrumentos u objetos litúrgicos, es decir, de iglesia en las manos de San Juan Evangelista.
Nos falta uno para los once. ¿Dónde está? ¿A quién puede representar? Hay que mirar en el otro lateral del capitel:
¿Y el otro personaje quién puede ser? Como ya escribimos, estaríamos, nada más ni nada menos, que ante el mismísimo San Pedro. Las razones de esta hipótesis de trabajo, de dos clases:
a) Directas: el personaje luce ropas talares a la manera de los clérigos de Roma y lleva un hisopo y su acetre; el otro instrumento u objeto litúrgico, es decir, de iglesia, por excelencia.
b) Indirectas: Si San Juan Evangelista luce parte de los elementos litúrgicos, el otro discípulo que los puede sostener sólo puede ser San Pedro.
Si esta identificación fuera precisa, ¿a qué estamos asistiendo en este capitel? Nada más ni nada menos que a la representación de las dos iglesias que pudieron encontrarse en este territorio de San Román de Escalante:
1. la de Pedro (o Romana)
2. la de Juan (o Celta; junto a San Juan, y no debe olvidarse que en la representación anda José de Arimatea).
Ambas iglesias identificadas a través de repartir entre los dos discípulos-símbolo los objetos o instrumentos del culto litúrgico.
Además, exponemos la explicación teológica en la que creemos que se basó el redactor teológico de esta magnífica iconografía románica, ya que este capitel está reinterpretando el capítulo IX de la
Carta a los Hebreos, el que habla del nuevo sacerdocio de Cristo (interpretado en el momento de su crucifixión) en comparación con el viejo sacerdocio, el de la vara de Aarón y las tablas de la Alianza.
A modo de ejemplo de lo que decimos:
“11 Pero se presentó Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo.
12 Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna”Símbolos, discípulos-símbolo, sólo eso. Ya callo.
Una brazo a tod@s.