Despacio...despacio...que hemos de considerar también la posibilidad de que efectivamente sea Santiago.
Nos hemos detenido en el libro, al que se habrá de volver, pero mientras, Eadan nos trae a colación algunas consideraciones importantes:
La primera es la del entorno iconográfico, cuyo análisis sugiero dejar para más adelante, y
La segunda es la del garrote, que me produce las siguientes reflexiones: De las dos representaciones más usuales de Santiago una, la del Matamoros, hay que dejarla de lado. Cualquiera fuese lo que ocurriese durante la reconquista por estas tierras nuestro personaje no está representado en relación con la misma.
La otra representación personal de Santiago, es decir, aquella que no le relaciona con el colegio apostólico, es la de peregrino. Si supusiésemos que tal es la representación el garrote al que se refiere Eadan tendría que ser el bordón. En el ámbito de la peregrinación, el Apóstol está también representado con bastón en una ocasión, en el Pórtico de La Gloria
Fuera de ese lugar, Santiago peregrino lleva bordón.
En nuestra contrastación entre ambas figuras, notamos alguna otra connotación semejante, en el Pórtico lleva grandes ropajes, está descalzo, y tiene bastón. Pero, además, hay algunas diferencias importantes, en Compostela tiene nimbo y está sentado. Está sentado en un trono de triunfador, está recibiendo a los peregrinos, allí el santo no es un peregrino, sino el objeto de la peregrinación, por eso no necesita bordón, puede llevar amplios ropajes, puede estar descalzo y, no necesita el color rojo porque está nimbado. (Sigo en la siguiente entrada)