Queridos amigos:
Quisiera dedicar esta entrada en especial a nuestro ilustre amigo
Carles Sánchez Marquez, en cuya conferencia sobre
la Iluminación de Manuscritos en el Occidente Medieval consiguió demostrar la importancia que éstos libros tuvieron sobre en el arte románico, en cuanto modelos escultóricos y arquitectónicos. Para ello vamos a seguir por la carretera que, a pocos kilómetros de Forfoleda, nos lleva a
Torresmenudas.
Debemos recordar que esta zona, durante el período de dominación musulmana, había quedado muy despoblada, y que fue sobre a partir de 1085 cuando Alfonso VI reconquista Salamanca, le da su Fuero y ordena su repoblación a D. Fruela de León y Raimundo de Borgoña. La procedencia de los repobladores, según el Fuero de Salamanca: Serranos (León y Asturias), Castellanos, Mozárabes, Portugaleses, Francos, Toreses y Bergancianos. En concreto Torresmenudas fue repoblada principalmente por leoneses y mozárabes. El toponímico parece proceder precisamente de esta época, en la cual el enclave formaba parte de una segunda línea defensiva de la ciudad de Salamanca, por lo cual en este tiempo debieron existir torres o atalayas de vigilancia o defensivas.
Veamos lo que Manuel Gómez Moreno en su
Catálogo monumental nos dice de su iglesia,
San Román Mártir:
Es del mismo estilo y carácter que la de Almenara, pero más modesta y sólo conserva del siglo XVI una puerta no grande con dos arcos concéntricos a medio punto, llenos de relieves caprichosos y variadísimos, que más parecen también obra de moro que de cristiano. Allí hay enfilados sapos, una culebra y un ave picándola, otras aves, un pez, un león, trenzados y una rama con hojas de forma árabe, sostenida por un hombre desnudo. Los cimacios desarrollan arquetipos en dos filas, que recuerdan mozárabes. Los capiteles de sus dos columnas son tosquísimos y de poco relieve, figurando una cruz, hombre, aves y cuadrúpedos; encima se extiende una cornisa de modillones con otras figuras, animales y caprichos. Parecer ser que esta portada fue traída de una ermita situada en el asentamiento original del pueblo, el Valle de la Ermita. Inmediatamente nos vuelve a llamar la atención esos
zig-zags a que hacía referencia
Miguel en Forfoleda, y que llegan a formar parte de uno de los canecillos (la próxima semana tendréis la serie completa de fotografías en el Banco de Círculo Románico). Su decoración es francamente tosca, pero muy original. Es aquí donde intentaremos ofrecer algún paralelismo con motivos decorativos que se encuentran en
códices de influencia mozárabe. Empezaremos por esa figura que sostiene una rama de una forma que recuerda a esta imagen del
Beato de Silos:
En esta arquivolta externa, además de muchas aves, existe un detalle en el que llama la atención por su parecido con este otro del
Beato de Girona, en cual un "espíritu inmundo" en forma de rana sale de la boca del dragón:
La decoración de los cimacios, dos filas de pequeños arcos dobles, también tiene su parecido con cierta forma de representar algunos elementos ornamentales en Beatos como éste, nuevamente, de Girona (fijaros, en la primera imagen, por ejemplo, en su parte central anaranjada, o en los arcos de la parte superior en imagen que está más abajo):
Espero que os haya gustado tanto como a mí el encontrar estas similitudes en un modesto templo que, no lo olvidemos, se encuentra cerca de la Via de la Plata.
Abrazos.