Queridos amigos:
Quizás espoleado por la magia gris de unas nubes primaverales muy similares a las que me acompañaron aquel día en mi deambular por los caminos del Alto Gállego, me dispongo a compartir con vosotros esta primera entrada. Té con leche y muy poco azúcar: poción de desayuno que también habla un lenguaje parecido a la sorprendente mezcla de estilos que se dan en el románico de esta zona. Voy a empezar con un templo que quizás no sea el más representativo, pero sí para mí el más misterioso y evocador.
Se trata de
Santa Eulalia, en el semiabandonado
Susín. Ya de por sí el lugar parece de cuento. Un cuento que protagoniza Angelines, la única habitante ocasional que, desde que se retiró aquí en los años 80, se ha dedicado, ayudada por grupos de voluntarios, a rehabilitar en lo posible el entorno. Este mujer excepcional vive en casa Mallau, sin agua corriente ni luz (un pequeño grupo electrógeno). Os enseñará la iglesia por dentro (sus pinturas están el Diocesano de Jaca) si tenéis la suerte de encontraros con ella.
En las imágenes anteriores ya nos percatamos de varios rasgos del románico serrablés:
-su característico
friso de baquetones, esa fila de columnitas que se encuentra bajo la cornisa del ábside;
-el
modelo lombardo en la cabecera, con arcos ciegos que apoyan en lesenas, y sin decoración escultórica;
-rasgos hispano-visigodos, como los
arcos de falsa herradura en su ventana;
-rasgos islámicos, como el
alfiz que enmarca los vanos...
La torre es un añadido del XVII, momento en que también se cambió la orientación del templo, que no era la canónica. Pero este templo tiene, además, una característica muy atractiva (¡te encantaría, Xavi!) y que habla de un pasado remoto y quizás pagano: los petroglifos y marcas dispersos en muchos de sus sillares, y que parecen confirmar la existencia de un edificio anterior, del que fueron reutilizados.
Sólamente en esta foto podemos ver, abajo (esquina izquierda) y parcialmente cortada por un descuido del fotógrafo
una pentalfa, y a la derecha espirales dobles (
Sincretismo en el
Serrablo) y otros símbolos. Uno de los elementos más notables lo trataré en el tema de la cruz. El resto de imágenes las mandaré mañana a la Secretaría, para que podéis verlas en el Banco de Fotos. Os dejo con esta panorámica del valle de Tena, con el caserío de Oliván casi en el centro, lugar de donde parten los tres kilómetros y pico de pista que llevan a Susín. Y este cuento se acabó...
Feliz domingo a todos.