Hola a todos
Amiga Piratesa, en primer lugar, gracias por seguir todas estas explicaciones. Has entendido muy bien mis preguntas; pero, al carecer de fuentes históricas o legajos, aquí las debemos dejar. No podemos seguir por la vía directa y sólo por la indirecta para señalar que la teología que se recoge en el románico de la Valdonsella nos lleva a postular la presencia de una jerarquía eclesiástica propia (la de este arcedianato) que utilizaba diferentes detalles (dejémoslo así) respecto al modelo de fe propuesto por Roma.
Por lo que vamos viendo, en el románico de la Valdonsella, se producen ausencias y presencias significativas, si me dejas utilizar estos términos. Coloco sólo una serie de ejemplos, dispongo de más, pero me haría muy pesado.
Uno de sus talleres escultóricos, tal vez el más relevante de todos ellos, el llamado Taller de Biota por la doctora Marisa Melero y también conocido como Taller de San Juan de la Peña o Maestro de Agüero, no utiliza jamás en sus construcciones el taqueado o ajedrezado jaqués, ese símbolo o señal de identidad del románico aragonés que se extendió, tanto a oriente como a occidente, por todo el camino de Santiago según la historiografía.
Por lo que hemos intentado ver en estos días, tampoco se pusieron templos bajo la advocación de San Pedro. Ya lo hemos comentado suficiente, no me enrollo más.
Además, en este arcedianato, cuando se representa a la iglesia del tiempo histórico presente (el medieval) se hace colocando sus miembros junto a San Juan Evangelista y no junto a San Pedro o a San Pablo. Este detalle lo vimos en las pinturas murales de Bagüés; ahora, en las columnas estatuas de San Esteban de Sos del Rey Católico, se produce esta disposición: un diácono, identificado con San Lorenzo; un obispo, se dice que es Don García y, evidentemente, San Juan Evangelista, con su libro del Evangelio con inscripción y relieve incluido y, por si fuera poco, con una tonsura o corte de pelo especial.

Un poco más. Tampoco existe, o no ha llegado hasta nosotros, ninguna imagen plástica, ya sea pétrea o pictórica, de una representación del Juicio Final. A pocos kilómetros, en Santa María la Real de Sangüesa, Navarra, tenemos una bien famosa iconografía del juicio final.
Vamos por el último detalle, para no hacerme más pesado. Antes de nada, quiero comentar que, para ilustrar esta última explicación, utilizaré dos magníficas fotografías de la página
Románico aragonés. Si exceptuamos dos capiteles exteriores de la portada de Santa María de Uncastillo en el que parecen reflejarse ciertos demonios luchando por almas y, tal vez, llamas o enramadas (según las diferentes versiones), ¿cuántas representaciones del Infierno existen en la Valdonsella?
¿Por qué hablamos del Infierno? Antes de proseguir, conviene recordar que el primer concilio de Letrán (1123) había impuesto como dogma su existencia y que, además, amenazaba a quienes lo negasen con la condena a prisión, el tormento y hasta la pena de muerte. También conviene recordar que Eriúgena (cuyo pensamiento conoce Robert de Ketton entre otros, claro está) negaba la existencia del infierno como algo local y temporal, la idea que acabó triunfando en la Iglesia, y lo reducía a una condena de la conciencia. Pues, bien, en este nuevo contexto de dogma y posible condena si se negaba la idea del Infierno y si mi memoria no me falla, en toda la Valdonsella sólo existe dos representaciones, que podemos considerar claras, del infierno y como capiteles interiores, es decir, a una altura considerable y alejados de la vista del pueblo. Y, además, de estos dos, sólo uno de ellos representa parcialmente la idea iconográfica clásica del infierno con el famoso caldero. Se trata de un capitel interior de San Esteban de Sos:

¿Qué pasa con el otro capitel interior, ubicado en Santa María de Uncastillo? La actitud del condenado es de tal indolencia y aparente ausencia de miedo que se ha tenido que acabar interpretando que se trata de la condena al Infierno de un perezoso, de alguien que ha caído en el pecado de la pereza. De hecho, si nos fijamos bien, el personaje está con el gesto relajado, recostado y aguantándose la cabeza con la palma de su mano mientras tuerce el brazo, es decir, una actitud propia de intentar dormir; pero, por la manera de su rostro, parece que, en ningún momento, quisiera mostrar miedo.

Bueno, mejor que ya me calle y que lo dejemos aquí. Sin embargo, tengo claro que, en la Valdonsella medieval, al menos durante un cierto tiempo, se practicó un cristianismo algo diferente al propuesto por Roma. Dejémoslo así. Ya callo.
Un abrazo a tod@s