Hola a todos
La idea implícita del sincretismo celta en el cristianismo es vieja. Tanto que hasta ha sido recogida en novelas históricas francesas. ¿Os apetece leer dos extractos de lo que podríamos llamar el sincretismo celta toma forma en una novela histórica ambientada, nada más ni nada menos que en el Mont-Saint-Michel?
Acerca del sincretismo de SAMAIN, o fiesta de Todos los santos:(Samain en el templo de Santa María, en Fuente Urbel, Burgos)
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-Todos los santos es la fiesta de los elegidos de Dios –dice Román-. De los que han conseguido acceder al Reino y merecer la gloria eterna. El abad de Cluny, el buen Odilón, con su gran sagacidad, acaba de hacer que se añada una nueva fiesta al calendario a fin de restablecer la justa armonía con este día de Todos los Santos; porque, efectivamente, hay que pensar también en los que no son santos pero a los que Dios, en su infinita misericordia, ofrece la posibilidad de acceder al cielo. Mañana se celebrará esta fiesta de los Difuntos. Gracias a nuestras oraciones, nosotros, los vivos, podemos interceder ante el Altísimo y ayudar a los fallecidos cuya alma, manchada de pecados, no ha podido ser presentada ante el Señor.
-Mi pueblo nunca ha sabido nada ni de Cluny ni del buen Odilón –contestó ella-, pero, desde la noche de los tiempos para nosotros mañana es también el día de los muertos. Es la fiesta de Samain, en la que los difuntos son honrados, el tiempo queda abolido, y los dioses y los héroes del otro mundo se mezclan con los vivos. También es el fin de la estación clara y el comienzo del invierno, la estación oscura, durante la cual los guerreros deben interrumpir las hostilidades.
Acerca del sincretismo de la lucha de San Miguel contra el dragón:(Templo de Santa María, en Piasca, Cantabria)
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-El Apocalipsis de Juan, -comienza- revela que Satán se había transformado en un terrible dragón. En el siglo VIII, ese monstruo surgido de las aguas del mar aterrorizaba la región. El Arcángel guerrero, San Miguel, fue llamado para luchar contra ese demonio. La batalla empezó en el monte Dol bretón, la montaña vecina del Mont-Saint-Michel, que entonces era conocido como monte Tombe. Las hordas maléficas combatían fieramente y san Miguel, con su armadura divina, respondía con su fina y acerada espada. La guerra en el cielo duró varios días, y el desenlace tuvo lugar en el monte Tombe, donde se había refugiado el dragón. San Miguel levantó la espada y cortó la cabeza del animal. El obispo de Avranches, Auberto, fue testigo de ese combate y por tres veces recibió en sueños la orden de san Miguel de construirle un lugar de devoción allí donde había vencido al Maligno. Ese lugar consagrado se convirtió en el Mont-Saint-Michel.
-Érase una vez –contesta Moira-, antes del siglo VIII, mucho antes incluso del nacimiento de Jesús. Un dragón maléfico que cada siete años salía del mar y hacía perecer a todos cuantos encontraba a su paso mientras no le ofrecieran a una joven virgen atada para devorarla. Ese año, el dragón de fuego había exigido que le entregaran a la mismísima hija del rey. Atada al pie del monte Dol de Bretaña, esta última esperaba que la fiera fuese a devorarla. El dragón surgió de las aguas y tendió su repugnante boca hacia la muchacha. Pero un joven y apuesto pastor, que llevaba un cinturón mágico y una larga espada que le había robado a un gigante, se interpuso entre ellos y durante tres días luchó contra el monstruo. El tercer día de combate encarnizado, el pastor persiguió al dragón hasta el monte Tombe, donde el animal se había refugiado. Allí, dio una orden a su cinturón mágico, que saltó sobre el demonio y le apretó el cuello tan fuerte que el joven pudo levantar bien alto la espada y decapitar al dragón. Liberó a la hija del rey, se casó con ella, y los esponsales duraron tres días y tres noches.
Estos extractos pertenecen a la novela
La promesa del ángel. Espero que os hayan gustado.
Un abrazo a tod@s.