Fenomenal Xavi, tengo la intuición, de que efectivamente en este caso, sustituyen altar por Losa, habida cuenta de lo que narro.

El día se iba transformando poco a poco, y una densa capa de nubes, el calor y alguna fina gota, amenazaban con cumplir los designios del otoño de manera intempestiva; no fue así, afortunadamente. No obstante, un aviso a caminantes que decidan iniciar su ruta hacia Ucero, consiste en recordar que éste recóndito lugar puede convertirse en una ratonera climatológica. De no andar con cuidado en caso de tormenta de lluvia y/o nevada; los lugares por dónde transcurre la senda principal, va muy cercana a la ribera del río Ucero y hay multitud de zonas inundables y muchas lagunas encenagadas y también secas, pero que se cubren o se tapan de nieve rápidamente: Caer en una de ellas, podría resultar fatal si además está helando; lo mejor, se esté dónde se esté, no abandonar las rutas marcadas, y en caso de que empeore el tiempo, regresar rápidamente a los sitios habitados más cercanos; sobre todo, antes de comenzar la marcha, comprobar el parte meteorológico, preguntando y obedeciendo las indicaciones de los guías del parque natural.
Pero sí, Xavi, extraordinarias intuiciones la del báculo y las medidas, y además, espero tener en breve otras noticias sobre ese 'ojo del diablo' y el alineamiento con la ventana tapiada en el muro de occidente. Si es que no puede ser de otra manera contigo; creo que con el báculo, la has clavado, ya verás...
Volviendo al estudio de Aguadé&Fuster, me gustaría de nuevo incidir sobre los primeros párrafos donde se deducen conceptos que ciertamente resultan inapropiados o erróneos y que se desprenden de algunas lecturas como las que se remarcan a continuación:
Aguadé&Fuster escribió:

En la Figura 3, la imagen del SIGPAC muestra la orientación de San Bartolomé, que es de unos 66,5º ENE13. Como se trata de una planta de cruz latina, el eje de la nave transepto lo está entonces a 156,5º ESE.
Si la alineación entre la estela, el rosetón y el Sol se produce en algún momento del año tiene que hacerlo respecto a la orientación relativa de esta línea imaginaria. En esta dirección, el perfil del relieve topográfico no impide que los rayos solares, desde horas muy tempranas, puedan atravesar el rosetón sin ningún impedimento.En la Figura 4, se puede observar cómo las posiciones extremas del Sol durante el año afectan a los ángulos de incidencia de las entradas de luz. En rojo, la salida y puesta del Sol en el solsticio de verano, y en verde, en el de invierno. Estos dos puntos determinan el azimut de la latitud, que es de unos 65º, curiosamente tantos grados como puntas de diamante hay en cada una de las orlas de los rosetones del transepto. Con esta disposición, las esquinas del transepto quedan orientadas perfectamente en dirección Norte-Sur, hacia el punto de máxima declinación del Sol en su aparente recorrido diario por el firmamento14. Si tomamos este eje como referencia, con el sur como 0º, entonces la orientación del rosetón es de 23,5º ESE (ángulo a de la Figura 4), el ángulo que emplearemos para realizar la proyección de las sombras.
He subrayado uno de los principales puntos de inflexión, en relación con tales argumentos, puesto que la luz -desde muy temprano-, no puede penetrar en el valle, ya que la orografía le hace tener un trazado sinuoso, comprimido entre los cantiles y dentro de un espacio -que podíamos definir- de botella; es decír, en la que San Bartolomé sería el fondo de la misma, y la zona del aparcamiento próximo a Ucero, el cuello. Esta forma es característica -en mayor medida- también de los valles de alta montaña, en los que recordamos las angostas carreteras por las que tienen que circular los vehículos, para llegar a sus destinos románicos (por ejemplo Iguácel, Bohí o Vielha, entre otros); esto motiva que la luz no penetre en el valle a primeras horas de la mañana, sino cuando supere el Sol la altura necesaria.
En cuanto a medición de los ángulos, desecho cualquiera que no proceda del sigpac, pues considero a este organismo lo suficientemente capaz para establecer geográficamente cualquier coordenada dentro del territorio nacional y con medios que escapan de cualquier pretensión informática, de las que no dudo su utilidad, pero si declino la pérdida inconmensurable de crear los datos suficientes, para que el programa opere en condiciones, amén de comprender el manejo de sus controles y procedimientos.
Profundizando en relación con nuestra iglesia románica, de estar el templo a la altura del horizonte y orientado frente al solsticio invernal, en el momento del orto matutino, lo argumentado por sus autores en aquel texto subrayado, no estaría teniendo tampoco en cuenta, que el 'camino de pidrecitas' es marcado -cada día- trasversalmente de derecha a izquierda -el Sol se mueve en la bóveda solar de manera aparente, de izquierda a derecha- y según el enunciado de aquel estudio de astronomía y matemática razonada, no debe alcanzar la Losa de la Salud hasta el solsticio de invierno, entrando al juego de luces y sombras en Octubre. De un día para otro, sí lo acabaría recorriendo, aunque parecen ignorar aquellos cálculos que el ciclo es continuo; y puesto que el rosetón esta orientado hacia el S-, no sólo lo recorrería durante
todo el año -avanzando hacia la Losa y/o retrocediendo- pues todos los días, El Sol pasa frente a esa ventana, inexorablemente, dependiendo el ángulo de incidencia en el pasillo, de la estación por la que circule el astro solar en cada momento. Resulta tan evidente, que es el Sol el que recorre la eclíptica de forma continua, con lo que una vez pasado el solsticio
-el de verano marcará el punto más cercano a la ventana sin llegar a ella-, continuará marcando el camino de regreso, aunque no llegue hasta la Losa de la Salud. Es lo que se conoce como un camino de ida y vuelta, simple y llanamente. También ratificar el razonamiento magnánimo e innovador de Xavi, en cuanto a la superposición del
báculo bustrofedon, cuyo segmento de apoyo, efectivamente no debe llegar a la pared, por este mismo motivo tampoco pasa más allá de la Losa de la Salud y regresa hasta el pié de la venta, sin tocar el muro:
en definitiva, una réplica simbólica del movimiento de la luz en el interior de Ucero.
Permitid que continúe ahora un poco más, al respecto de otros enunciados y que, se mostrarán con diferente calado al argumentado por los autores del estudio mencionado, en lo accesorio, necesario por otro lado, para comprender por qué sí admito la posibilidad del solsticio de invierno, hasta ahora...