Volviendo al tema de las llaves, tenemos constancia de su existencia desde 4.000 años antes de Cristo. Parece ser que la más antigua de las que se tiene noticia es la de konshabar en Nínive. Otra llave famosa de las antiguas es la asignada al rey David.
Los egipcios fueron los principales introductores de este elemento, pues en otros lugares se utilizaron sistemas de guarda diferentes, desde ataduras de origen vegetal hasta fosos con cocodrilos.
Los romanos hiceron gran parte de sus llaves de madera, pero también fueron los romanos los que utlizan principalmente metales para hacer estos instrumentos, en cuya realización llegan hasta a convertirlos ocasionalemente en joyas de orfebrería.
Finalizado el periodo romano las técnicas en la fabricación de estos elementos se pierden, en todo o en parte. La gente no tiene muchas cosas que guardar y se simplifican los sistemas. Progresivamente los herreros van encargándose del diseño y fabricación de cerrojos y llaves, y esta situación se mantiene hasta el siglo XIV en que se desarrollan conceptos y técnicas para, a partir entonces fabricar llaves modernas metálicas como las que utilizamos hoy en día. De estas llaves realizadas por herreros se da cuenta en las fotos exhibidas en el M.A.N. Francés, que, según me informan, cuentan con una muestra semejante en el MAN Español.
Igualmente, los beatos, siglos X a XII, cuando los ángeles cogen las llaves para liberar a los demonios de sus jaulas, utilizan todos ellos unas heramientas más parecidas a lo que vemos en las fotos comentadas líneas más arriba, que las exhibidas como tales en otros lugares.

Beato de Gerona.
En este deterioro de llaves altomedievales parece, que se salvan excepciones como las llaves papales. Las llaves son mencionadas repetidamente en la Biblia con especial referencia a su concepción petrina y por eso, en las representaciones románicas de las llaves, Agüero en Aragón debe quedar excluido por ahora, porque sólo hay dos justificaciones posibles: o marca de cantero simple, o llave petrina.