Hola a todos
Eadan, es que los textos de la liturgia hispano visigoda sirvieron como base de este programa iconográfico. Durante una serie de días y poco a poco, para no aburrir más a los que nos leen, intentaremos desgranar la relación que tiene este programa iconográfico pictórico de San Román con la rica liturgia que la iglesia hispano mozárabe dedicaba al Espíritu Santo alrededor de la fiesta de Pentecostés.
Empecemos con un primer ejemplo. En San Román, de plasmó un tetramorfos especial del que ya destacamos dos detalles:
1. El primero y el más importante, la presencia del Espíritu Santo.
2. El segundo, se colocó sobre el viviente de San Marcos, aquel que como ya comentamos más se ajusta a la iglesia de Roma.
¿Por qué la presencia del Espíritu Santo junto al Tetramorfos? Porque así lo recoge la liturgia hispano visigoda en el
Post Sanctus, es decir en la oración después del Sanctus en la Misa
In Die Sancto Pentecosten (Annus primus), es decir, el Día de Pentecostés del año primero:
“Verdaderamente es Santo el Padre, Santo el Hijo Unigénito y Santo el Espíritu que de los dos procede. Por su fuerza incalculable discurre por todo el orbe la cuadriga de los Evangelios, con sus ruedas ardientes, radios inflamados y eje relampagueante, arrastrada por los extraños animales de múltiples ojos. Cuyo firme auriga, el propio Espíritu de vida, por su propio poder puso el mundo a los pies de Cristo, dando testimonio de la Divinidad del Verbo Unigénito del Padre que se hizo hombre y habitó entre nosotros.”En la iconografía pictórica de San Román de Toledo y en un contexto de clara defensa de la teología del dogma de la Santísima Trinidad que se forjó en el XI Concilio de Toledo como estamos sosteniendo, está representada esa cuadriga de los Evangelios, arrastrada por los extraños animales de múltiples ojos cuyo firme auriga es el Espíritu Santo. Tenemos una representación plástica que tomó como base un texto de la liturgia hispano mozárabe. Hay más. Ya continuaremos.
Un abrazo a tod@s