Hola a todos

Eadan, como dice la amiga Piratesa, buen ojo. Ahora bien, ¿se trata de un maestro cantero? ¿No parece que lleve cota de malla? ¿Qué puede estar haciendo el personaje? ¿No parece que esté montado sobre algo o que esté montando un animal? Sea como sea, encuentro divertido este canecillo, que habría que estudiar dentro de su conjunto escultórico.
Un abrazo a tod@s

Hola.

Solo aclarar que este canecillo , si puede llamarse asi , ya que no cumple esa funcion , no solo por no presentar ninguna plataforma de soporte superior ni por sus considerables medidas , no es un cantero , si vemos la otra foto que hay en el Banco de Fotos , se trata de un caballero con caballo decapitado por algun accidente.


Cota de malla y escudo , que parecen alegrar su cara en una serena sonrisa. Hala , a las cruzadas!!!!, parece decir.

Saludos.

muy bueno Xavidc, verdad verdadera, esto demuestra lo importante que es tener varios puntos de vista, literalmente hablando. Gracias por las estupendas fotos que has traído.

No parece que este cruzado haya pasado mucha hambre y penurias en las batallas....Me pregunto si cabe la posibilidad de identificar al comitente de esta iglesia, de saber si fue un noble y de saber si fue a las cruzadas, lo digo porque la construcción de iglesias era una compensación casi obligada para los nobles locales que no acudían a estas levas. Saludos.

Debe ser Demiguel que todavía no había ido, tan solo estaba preparado para ir, habría que ver la foto finish del después

SANTA MARÍA DE UNCASTILLO

No parece que muestre especial alegría el personaje de la derecha durante su visita al dentista y la lavativa aplicada... máxime después de comprobar el tamaño de la pieza cobrada... todavía en el alicate...

La alegría en el románico puede ser también vista, como ya se ha hecho, desde la perspectiva de las licencias llevadas por los responsables a las obras, sea en cualquiera de sus manifestaciones.
Por ejemplo, vayamos al versículo XIV, 14-20 del Apocalipsis cuyo tenor literal es como sigue:
“Y miré y he aquí que ví una nube blanca, y sobre la nube sentado uno como el Hijo del hombre, que llevaba una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano. Luego salió del templo otro ángel gritando con fuerte voz al que estaba sentado en la nube: “Echa tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado en la nube metió su hoz en la tierra y quedó segada la tierra. Otro ángel salió entonces del templo que hay en el cielo; tenía también una hoz afilada. Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y gritó con fuerte voz al que tenía la hoz afilada: “Echa tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, pues están en sazón sus uvas”. Y el ángel metió su hoz afilada en la tierra y vendimió la viña de la tierra y lo echó todo en el gran lagar de la cólera de Dios. Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad y del lagar brotó sangre hasta la altura de las bridas de los caballos en una extensión de mil seiscientos estadios.”
Lo que el texto está exponiendo es una alusión al Juicio Final, como no podía ser menos. Pero la temática expuesta permite un gran juego a los artistas iluminadores y a sus mandatarios, que lo reflejan a su aire, no sin cierta alegría.

En este sentido, la iluminación del Beato de Manchester parece más una imagen bucólica, al margen del nimbo crucífero, que una alusión a ese Juicio Final.

Quizás es por ello que muchos estudiosos han utilizado estas imágenes para sacar conclusiones sobre usos y costumbres rurales del románico, y eso los que han podido, pues, al parecer, en varias ocasiones esta escena fue arrancada y robada en su día por coleccionistas. Saludos.

Claro que, quizás, el primero que estaba alegre fue el autor del texto, que veía juicios finales por todas partes...Saludos.

Hola a todos

Muy buena explicación, demiguel, como siempre.

Supongo que también uno está alegre cuando cumple con lo que se esperaba de él. Por eso este rostro de Cristo:



Se encuentra en la llamada portada del Juicio final, en Saint Denís de París. Por cierto, si cuento el colegio apostólico que lo acompaña y elimino los dos ángeles de los extremos (uno con una trompleta y el otro con un incensario), me salen 13 apóstoles. ¿He contado mal las cabezas?



Además, dos de ellos están colocados de tal manera que parece que sean sólo uno con dos caras, una a cada lado, como la representaciones del dios Jano. Pero, si nos fijamos bien, son dos discípulos diferentes. Por eso, os pregunto, ¿también vosotros veis 13 miembros en el colegio apostólico?

Además, uno de ellos, está connotado totalmente calvo, personaje que podría querer representar a San Pablo. Si fuese así, ¡qué caña!, ¡qué buen teólogo redactor!

Si eliminamos a Judas Iscariote, 11 discípulos en el momento de la Ascensión de Cristo, tema iconográfico también presente en ese tímpano. Después de la Ascensión, se elige a San Matías, para que vuelvan a ser 12. En un templo dedicado nada más ni nada menos a San Dionisio Areopagita, no podía faltar el apóstol de los gentiles, San Pablo, el calvo, es decir, su maestro. Ya tenemos los 13 apóstoles, porque ahora sí que serían apóstoles, representados en el tímpano.

Mucha, mucha teología esculpida en el románico y de la buena. Ya callo.
Un abrazo a tod@s

El tímpano de la iglesia de La Madeleine en Vézelay, representa la Ascensión de Cristo y de la Misión de los Apóstoles. Esta reclamación se refiere a la historia narrada en la escritura de los Hechos 1:4-9, en que Cristo dice a los Apóstoles que iban a recibir el poder del Espíritu Santo, luego les dijeron que iban a ser testigos de la verdad de los Evangelios en todo el mundo. Los rayos de luz que se extienden desde las manos de Cristo, significan la venida del Espíritu Santo. Por debajo de Cristo, los apóstoles están recibiendo las tareas asignadas: salvar, condenar, predicar el Evangelio a todas las naciones, sanar a los enfermos y expulsar a los demonios (De La Croix, Tansey, y Kirkpatrick, 370).

El panorama general del tímpano muestra la alegría de los que reciben la grandeza de Dios, en contraposición con aquellos otros que muestran su tristeza por el castigo.