Consideraciones sobre el estudio de las alineaciones astronómicas en edificios de la antigüedad.La tradición astronómica en la historia de la arquitectura se remonta a la época de las construcciones megalíticas: corredores de túmulo, círculos de piedra, alineaciones de menhires, etc. Los conocimientos astronómicos de la antigüedad están estrechamente vinculados con las construcciones que sirvieron para realizar el seguimiento del movimiento de los astros en el cielo, en especial de la Luna y Venus. La experiencia acumulada durante milenios gracias a estas observaciones permitió el desarrollo de los primeros sistemas de cómputo que sirvieron para predecir ciertos acontecimientos astronómicos que resultan esenciales para establecer la duración del día, el mes y el año; y regular los ritmos propios de la vida cotidiana (calendario civil) y los ciclos del trabajo en el campo (calendario agrícola), de vital importancia para determinar los mejores momentos del año para la siembra o la recolección de los cultivos que aseguraban el alimento . Es lógico que estos conocimientos fuesen aplicados en la construcción de los edificios, más en el caso de aquellos recintos considerados sagrados, destinados a servir de morada para lo divino; y se convirtieran, desde muy temprano, en uno de los grandes secretos de la arquitectura sagrada.
El éxito de una buena cosecha depende, en gran medida, de la confección del calendario agrícola que señala los días más propicios tanto para la siembra como para la recogida, y esto sólo es posible gracias a la atenta observación de la posición de las estrellas y al seguimiento de las trayectorias de los astros en el cielo, en especial de los movimientos del sol, producto de la rotación y la traslación terrestres, que sirve para computar la duración del día y el año; y de las distintas fases lunares, que determinan el ritmo de las actividades agrícolas a lo largo del mes.
“La utilización de los programas informáticos adecuados ha venido a demostrar que los conocimientos astronómicos de estos “sacerdotes” eran razonablemente precisos (…) La capacidad de abstracción que supone su plasmación, al igual que los conocimientos geométricos en ellos encerrados (mediciones en ángulos con precisión, etc.), demuestran que el sacerdocio celta excedía con mucho el concepto sacerdotal romano, prioritariamente religioso. Todo ello avalaría el reconocimiento de una casta sacerdotal que atesoraría una serie de conocimientos ancestrales, entre cuyas funciones estarían la observación astronómica, el control del calendario, la demarcación ritual de los espacios sagrados y el servir, por medio del ritual, de puente entre el mundo de los vivos y el Más Allá”. Alineaciones Astronómicas en la necrópolis de la Edad del Hierro de la Osera (Chamartin de la Sierra, Ávila), ISABEL BAQUEDANO, CARLOS M. ESCORZA; Complutum, 9,1998: 85-l00.
Algunos ejemplos.En Egipto, la disposición de las pirámides está vinculada con los puntos cardinales y por ello sus ejes coinciden escrupulosamente con estas direcciones, la idea de perfección celestial ya estaba implícita en la forma geométrica y en su cuidada ubicación.
En el templo de Abu-Simbel, cuyo santuario contiene las estatuas de los dioses Ra, Amón y Ptah, y la del faraón Ramsés, permanecen en la penumbra la mayor parte del año, hasta que los días 20 de febrero y 20 de octubre, los rayos solares iluminan los rostros de Amón, Ra, y Ramsés, pero no el de Ptah, que permanece en las sombras, como corresponde al dios de la oscuridad.
En el Templo del Rey Salomón la entrada estaba situada apuntando al Este. A cada lado de la puerta los dos pilares míticos, marcando las esquinas Noreste y Sureste, que servían para señalar, si estaban bien alineadas con el punto por donde nace el Sol, los solsticios. Así fue como la columna Noreste quedó asociada al solsticio de verano y la columna Sureste al de invierno.
Los estudios desarrollados por el arquitecto Luis Moranta Jaume establecen diferentes pautas geométricas que regían la geometría del trazado urbano de las ciudades romanas en función de la escuadra pitagórica. Así las escuadras se seleccionaban en función del emplazamiento y de la fecha de fundación de la ciudad. El yacimiento de Lucus Augusti posee una escuadra pitagórica generatriz formada por los números 5-12-13, un triángulo cuya hipotenusa, situada en dirección Norte, establecía los ejes principales de la ciudad.
En la iglesia del monasterio de San Juan de Ortega, a medio camino entre Santo Domingo de la Calzada y Burgos, y fechada en la segunda mitad del siglo XII, es famoso un triple capitel que se encuentra en el arco triunfal del ábside del Evangelio representando el ciclo de la Natividad. El hecho es que, en los equinoccios, sobre las 5 de la tarde, hora solar, es protagonista de un acontecimiento que se conoce como “Milagro de la Luz Equinoccial”. El sol ilumina el capitel de la Anunciación, donde una imagen de la Virgen recibe, con las manos abiertas, los rayos solares que penetran en el templo por un ventanuco de la fachada, haciendo que coincida el ultimo rayo del sol poniente sobre el único capitel historiado de todo el templo.
Un efecto parecido al que sucede en el vitral de Saint Apollinaire de la catedral de Chartres. El 21 de junio a mediodía, cuando el sol está en el cénit, un rayo de luz atraviesa el vitral de Saint Apollinaire iluminando una espiga de metal adherida por los canteros a un bloque de piedra blanca y señalando así la entrada en el solsticio de verano. Otra muestra de la “conexión cósmica” de estos edificios y de la precisión astronómica y geométrica de sus constructores.
Conclusiones.Una de las ventajas de una orientación astronómica basada en momentos significativos del año es que el templo puede emplearse para computar el ciclo solar anual, con la importancia que esto tiene para establecer el calendario solar, que rige los actos de la vida cotidiana, y el calendario lunar que determina los ciclos agrícolas.
Si el templo, además de servir como morada para la divinidad y espacio reservado al culto, también puede emplearse para computar el tiempo, habremos incorporado en la estructura las claves arquitectónicas que van a permitir realizar un seguimiento pormenorizado de los movimientos del Sol a lo largo del año. Algo que resultaba fundamental para las antiguas culturas, que no contaban con los medios tecnológicos que tenemos hoy en día.
En el siglo XII, los conocimientos astronómicos asociados a la orientación de los edificios ya había sido ampliamente desarrollado por los árabes, expertos en estas cuestiones, cuyas tablas astronómicas fueron las de referencia hasta la llegada de Kepler.
“La medición del tiempo basándose en los movimientos del sol en un hecho constatado en la mayoría de las culturas conocida, su desplazamiento aparente por la bóveda celeste se repite cada año y su posición en el cielo permite establecer el comienzo de las estaciones, trascendente tanto en comunidades de cazadores-recolectores como en sociedades campesinas.” Alineación arqueoastronómica en A Ferradura (Amoeiro-Ourense), GARCÍA QUINTELA, MARCO V.; SANTOS ESTÉVEZ, MANUEL.
Otros estudios.Para profundizar sobre estos y otros temas relacionados adjuntamos los enlaces de tres estudios que nos han ayudado a realizar el estudio de las alineaciones en San Bartolomé del río Lobos.
Vemos difícil que tan sólo una cuestión simbólica determine la orientación de una estructura arquitectónica. El asoleo es una operación fundamental en arquitectura, que busca optimizar la luz y el calor que proporciona el Sol en las diferentes estaciones, determinado tanto la orientación del recinto como la ubicación de sus estancias y colocación de vanos. Sea como fuere, en cierto momento, los templos románicos dejaron de orientarse según la disposición clásica sobre el eje Este-Oeste, tan importante en la arquitectura civil romana.
Sin embargo, no creemos que el asoleo fuese relevante en estos edificios sacros del románico inicial, construcciones de gruesos muros y pocas entradas de luz. Sí que lo sería en la construcción de los monasterios, segunda mitad del siglo XII, donde era capital una buena organización de los espacios destinados a la vida de los monjes. El claustro, por ejemplo, solía situarse al Sur, para recibir el máximo número de horas de Sol.
Adjuntamos el enlace al trabajo realizado por Juan Pérez Valcárcel que hace referencia a la mencionada hipótesis sobre la orientación determinada por la advocación del templo.
http://gilbert.aq.upm.es/sedhc/biblioteca_digital/Congresos/CNHC2/CNHC2_051.pdfEl segundo artículo es un estudio sobre la iglesia de Santa María de Obarra, en Huesca. Juan Francisco realiza un exhaustivo análisis de esta iglesia y plantea la hipótesis que el edificio fue empleado como observatorio astronómico, vinculando arquitectura y paisaje, como hacían los antiguos constructores megalíticos. Hoy sabemos que los grandes menhires de los círculos de piedra se pueden utilizar como marcadores para señalar puntos en el horizonte que indicaban las posiciones del Sol y la Luna a lo largo del año.
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=108446Sobre orientaciones en yacimientos prehistóricos, adjuntamos el artículo de Isabel Baquedano y Carlos Escorza en la necrópolis de la Osera, en Ávila. Un trabajo de referencia, repleto de información y datos muy precisos.
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http://revistas.ucm.es/ghi/11316993/art ... 10085A.PDF[/url]
Y por último, Marco García y Manuel Santos estudian un glipto prehistórico que, como nos sucedió con el signo lapidario de San Bartolomé, los conduce a identificar una alienación astronómica. En este caso, el gliptograma parece indicar la disposición topográfica del entorno geográfico.
http://revistas.ucm.es/ghi/11316993/articulos/CMPL0404110051A.PDF