Hola a todos
Hace días que no tocamos este tema. Es evidente que detrás de todo maestro escultor hubo un teólogo redactor del programa. A veces, se dio que la doble función recayó en la misma persona, como el caso de ACCEPTUS que comentamos en la última entrada.
Pero, es evidente que el trabajo del redactor teológico del programa guió la mano de los diferentes artistas de los proyectos románicos hasta en los más mínimos detalles; aunque estos acaben siendo sorprendentes, desde nuestra visión actual de la Eclesiología.
En esta entrada, queremos recordar un ejemplo que abarca la distribución de todo un conjunto monumental. Existen hermosas portadas como la de Santa María la Real de Sangüesa, Navarra:
que fueron ideadas en una estructura simétrica por oposición de los modelos de la fe.
Mientras a la derecha de la Maiestas Dómini se colocó la representación de Cielo, a la izquierda, se hizo lo mismo con el Infierno.Pero, es que lo mismo ocurre con sus famosas columnas-estatua.
1.
A la derecha, los modelos de la fe contemplativa, la que acepta por sí misma, la que nunca cuestiona.
2.
A la izquierda, los modelos de la fe activa, la que necesita de la prueba, la que se cuestiona.
Dos modelos de fe, frente a frente, que de entrada no encajan con nuestro modelo actual de Eclesiología; ya que, si observamos bien, el teólogo redactor hizo colocar las columnas-estatua con una disposición determinada.
1.
A la derecha de la Maiestas Dómini y justo debajo de la representación del Cielo, tres modelos de fe contemplativa, la de tres mujeres que fueron testigos de la muerte de Jesús, las tres Marías.2.
A la izquierda de la Maiestas Dómini y justo debajo de la representación del Infierno, la fe que actúa y duda, la que vacila, la de los hombres que no vivieron la muerte de Jesús: nada más ni nada menos que San Pedro, San Pablo y Judas Iscariote.O dicho de otra manera, frente a frente, la fe como puro acto de intuición (la contemplativa, la representada por la mujer que acepta la fe en Cristo sin cuestionarse y sin explicitar violencia) y la fe como acto reflexivo que conduce a la violencia (la activa, la del hombre que, de entrada, de una manera u otra, cuestionó la fe en Cristo: el episodio de Malco, o el cortar la oreja, en el caso de San Pedro, persecución en el caso de San Pablo y su ahorcamiento en el caso de Judas Iscariote).
Por eso, una cosa es el trabajo de los estilemas o rasgos formales de los diferentes maestros escultores y otra cosa los detalles plásticos que hablan de ideas de los teólogos redactores. Y, como otras veces ya hemos comentado, el viaje de las ideas no se corresponde con el viaje de los estilemas que, muchas veces, la historiografía ha propuesto.
De hecho, el viaje de las ideas nos habla de que pudieron existir centros, hoy, considerados como focos secundarios a nivel artístico o como templos del denominado románico rural que pudieron tener una importancia eclesiástica muy notable en el momento de la edificación de sus conjuntos románicos. Después, la historia se ocupó de cambiar las cosas.
Nuevamente, la relación que existió entre los detalles plásticos y el viaje de las ideas.
¡Feliz fin de semana!Un abrazo a tod@s.