Iglesia de Santa Fe de Selestat
Banco de FotosLa magnífica iglesia de la Santa Fe de Selestat, construida en perfectos sillares escuadrados de piedra rosa de los Vosgos, es un gran templo de tres naves, con tres ábsides semicirculares, portada oeste con porche y dos torres flanqueándola en una estructura compositiva como la de Limbourg, y transepto sobre cuyo crucero se levanta una magnífica torre de base octogonal.
Bajo su coro se alberga una cripta de planta centralizada que nos habla de sus orígenes, y al hablar de sus orígenes nos viene su historia a la memoria para compararla con la de Frómista con la que coincide en un primer templo sobre el que se levanta una buena iglesia románica que es finalmente alterada con la restauración del siglo XIX; si bien, en Selestat la modificación principal es de tipo escultórico con la sustitución de capiteles del interior por capiteles neorrománicos figurados, la implantación de una cornisa nueva a lo largo del edificio con unos canecillos modernos y la sustitución de la figura central del tímpano policromado en la portada oeste.
No fueron los restauradores del XIX los únicos que aportaron su cosecha, también lo hicieron los jesuitas, que gobernaron la abadía varios siglos antes de su expulsión revolucionaria, y que “enriquecieron” el templo con aportaciones barrocas como el púlpito y nuevos órganos, luego sustituidos.
La iglesia fue fundada por Hildegarda de Büren en 1085, abuela de Federico I Barbarroja, quizás para atenuar sus remordimientos por su intervención en la sórdida historia lugareña anterior. Hildegarda quiso hacer un edificio inspirado en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalem, y así levantó lo que hoy es la cripta, sorprendentemente redescubierta en 1892-1893 durante las restauraciones. La fundación fue transferida a la abadía de la Santa Fe de Conques años después, en 1094, como consecuencia de la voluntad de la fundadora de que fuesen los benedictinos quienes gobernasen la fundación.
Años después, su nieto, antes de irse a las cruzadas, ordena el levantamiento del templo románico actual, el cual se construye a gran velocidad entre los años 1170-1180.
Tal interés y poder queda evidenciado en las dimensiones del templo además de en la velocidad de ejecución y, muy especialmente, en su riqueza escultórica, con especial referencia a la de su fachada occidental y a la de la torre octogonal sobre el crucero, más una muestra de riqueza que un fin catecumenal, obviamente.
Construir a esa velocidad implicó la intervención de múltiples equipos y la aplicación de influencias de lo ya construido como las borgoñonas, aquitanas o lorenesas, pero también de influencias celtas-irlandesas como resultado de la intervención de los talleres de canteros/escultores en los capiteles del interior del templo, procedentes de Saint-Dié, un monasterio de la iglesia primitiva de Irlanda luego derivado en una comunidad peculiar y en cuya iglesia, al parecer, la decoración de sus capiteles guarda parecidos con la decoración del Libro de Kells. De hecho, Saint-Dié, que todavía subsiste como ciudad importante en la zona, es un nombre resultante de la degeneración del nombre irlandés del fundador de su monasterio. Algo así como lo ocurrido con Saint Maló en la Normandía.
Por ello, no es extraño encontrar motivos que nos son familiares a los estudiosos de la intervención irlandesa en el románico, tanto en los capiteles del interior del templo, como en otros lugares, por ejemplo en una de las facetas laterales del capitel exterior de la sirena de doble cola; por cierto, bien diferente a la que aparece en los modernos canecillos. Saludos.