En la arquitectura medieval, son comunes los pilares cruciformes -como el situado al fondo- también conocidos como pilares compuestos, al llevar al frente adosadas columnas semicilíndricas.
El pilar tiene algunas funciones primordiales, como son la de transmitir a la cimentación el peso recibido de las cargas verticales recibidas de los arcos formeros y los transversales o fajones; aunque no se ve en la fotografía, para evitar su desintegración por pandeo -fallo estructural de los pilares-, se encuentran reforzados en la parte inferior por voluminosas basas polifórmicas (cilíndrica, poligonal, rectangular, mixta... ). En el extremo superior, suelen estar adornados con capiteles.
En buena lógica, los pilares son un componente arquitectónico que puede verse en las edificaciones de culturas muy antiguas, que ya en el Antiguo Egipto, por ejemplo, recibían según su destino- diversos nombres, como los hathóricos y los osiríacos, por esculpirse en ellos a la diosa Hathor o a Osiris, respectivamente. En la arquitectura gótica se utilizará el pilar fasciculado que estaba formado por un haz de baquetones, generalmente adosados a un núcleo central. También a imitación de la columna, a veces pueden diferenciarse las tres partes: basa, fuste y capitel y si en lugar de exento va adosado al muro se le denomina pilastra.
En la imagen un plano de la excavaciones en Santiago de Compostela, realizado por Chamoso: