Terminada la definición de espacios y lugares en que se desarrolla el arte medieval al que Le Goff dedica su estudio, acomete la definición temporal no en el sentido cronológico sino en el arte como resultado de influencias anteriores de diversa procedencia.
Le Goff parece huir de los sincretismos y prefiere hablar de amalgamas, un concepto menos comprometido y así habla de este arte cristiano como amalgama de influencias civilizadas entre oriente y occidente que a su vez recibe influjos irlandeses y bárbaros. Cuando predominan las formas bárbaras, dice, se produce la seducción de las formas estilizadas de los animales, las lineas rotas y, sobre todo, la elaboración de nuevas figuras humanas, expresiones de un humanismo tosco de cuerpos rígidos, cabezas inquietantes y rostros expresivos; y cuando domina la herencia antigua lo llamativo de los colores se armoniza con el preciosismo de los elementos (alude a la orfebrería y esmalte) y aparecen cada vez más materiales y técnicas que combinan el refinamiento con la rudeza dandoa todo ello el encanto de una decadencia revitalizada.
Menciona al referirse a lo bárbaro los signos rúnicos que al ser rayados (se refiere al monumento de Schleswig) por los cristianos los convirtieron aen algo de mayor dificultad interpretativa característico del enfrentamiento entre civilizaciones. Y cita también en este contexto a la representación de la figura humana que introducen los bárbaros en Noruega en el siglo IX, como evidencia de ese amalgamiento antes aludido. Saludos.