
(Cartelería del propio Museo)
La Coleccion Visigoda, anexo del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, es la más importante de España en su género. Su formación se remonta al Renacimiento, momento en el cual algunos personajes notables de la ciudad comenzaron a atesorar elementos arquitectónicos visigodos para disponerlos, en ocasiones, como exorno de sus palacios. Tal es el caso del palacio del Duque de la Roca, lamentablemente derribado a fines del siglo pasado, que decoraba su fachada con pilastras y canceles y del que procede un buen numero de piezas aqui expuestas. Las series emeritenses se completan con piezas, descontextualizadas, procedentes de distintas zonas de la ciudad y de excavaciones sistemáticas practicadas en las iglesias de Mérida o sus alrededores, caso de San Pedro de Mérida, Casa Herrera o Cubillana.
En vitrina se exponen algunas muestras de las artes industriales visigodas, destacando un conjunto de hebillas, depósito del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
La sede de la Colección es una iglesia barroca fundada en 1602, junto con un convento anejo para acoger monjas clarisas, y en cuya construcción llegó a prestar sus servicios el famoso pícaro Estebanillo González. Su fábrica es de ladrillo que alterna con cuadros de mampostería, siendo su zócalo, portadas y cercos de ventanas de granito.
Tiene dos portadas la oriental, a la calle de Santa Julia, es toscana, con fronton partido y, en su centro, una imagen marmórea de Ntra. Sra de la Antigua, retallada sobre una pieza romana; la fachada occidental a la Plaza de Santa Clara, presenta las misma particularidades aunque es más sencilla.
La iglesia pasó a propiedad particular con motivo de la Desamortización. Fue Salon-Teatro, escuela municipal y museo arqueológico hasta su traslado en 1985. En la actualidad se trabaja en aras de la consecución de una nueva sede, preferentemente de nueva planta, que sirva para albergar de manera definitiva la colección, aqui expuesta dignamente pero sin criterio museográfico alguno.
La labor museográfica, allí donde ya no es posible otra tipo de actuaciones, es innegable.