Iglesia de Santa María de Yermo de Cartes.
Es una de las pequeñas iglesias románicas más bellas e interesantes de Cantabria, y ello no por su antigüedad, pues hay que colocarla, por inscripción, en los mismos comienzos de la decimotercera centuria, sino por su unidad de estilo y por la abundante decoración que lleva.
Además tiene, eso sí, una muy remota historia, cuando sabemos, documentalmente, que fue en este lugar de Yermo donde, en el año 853, se funda un monasterio por los obispos Ariulfo y Severino, que ceden al obispo de Oviedo, Serrano, con este texto: "facimus kartulam testamenti de monasterio nostro vocabulo Santa Maria de Ermo quod fundavimu in Asturias territorio de Kamesa in valle qui dicitur Quo".
Muy poco sabemos de la historia y desenvolvimiento del monasterio en la época románica. Nada conocemos que quienes fueron sus abades y priores, si exceptuamos una sola mención al abad Poncio, de Santa María de Yermo, que cede o vende un solar en Ubiarco al abad Juan de Santillana. Ello nos permite asegurar que a principios del XI Yermo tenía vida monasterial y posesiones en la costa montañesa.
Exterior de la iglesia. La actual fábrica de Santa María de Yermo es toda ella románica de finales del XII. Su planta románica es sencilla, de una sola nave rectangular, presbiterio recto y ábside semicircular, Por la unidad de época, su perfecta construcción y la abundante decoración escultórica que posee, Yermo es una de las iglesias románicas montañesas de mayor atracción.
Comenzando por su muro meridional que es el que primero se nos presenta y donde se abre la puerta, enseguida apreciamos su buena composición de sillería y su coronamiento muy cuidado con cornisa labrada en serie de rombos y sostenida por bien conservados canecillos, casi todos iconográficos.
Debajo de los canecillos 8 y 9, hay una placa de piedra con relieve vertical, de Santa Marina, con inscripción en letra románica con este nombre, que recoge dos figuras de pie revestidas, bajo arcaduras, talladas casi con seguridad por el maestro que hace el caballero combatiente del tímpano de la puerta, esto es, el mismo que talla los capiteles del claustro de Santillana. Otro relieve, entre columnillas y bajo arcadura, representando a la Virgen con el Niño, queda debajo de los canecillos 15 y 16. Las ventanas son dos, sencillas, con guardapolvos de billetes; sostienen arcos de medio punto, doblados, y sin columnas ni capiteles.
La puerta sobresale del muro y lleva cornisa de sogueado sostenida por nueve canecillos de proa de nave complicada. El arco de la entrada es apuntado y -excepcionalmente en el románico montañés- lleva tímpano decorado. Rodean al tímpano cuatro arquivoltas que, de fuera a adentro, son: baquetones, escocia con bolas, puntas de diamante y baquetones. Un guardapolvos, igualmente apuntado, de círculos secantes, cierra las arcaduras. El cimacio es corrido y con la misma decoración de flores, como peltas inscritas en zarcillo envolvente. Fustes monolíticos, basas áticas de toro bajo con lengüetas, plinto reducido y banco corrido de tres boceles. Los capiteles -cuatro, dos a cada lado- son iconográficos.
Un gran contrafuerte señala la separación del muro sur con el presbiterio y el ábside. El primero lleva cuatro canecillos de proa de nave, y el ábside, separado en tres calles por otros dos contrafuertes que casi llegan a la cornisa, presenta a ésta mucho más pobremente moldurada y adornada que lo era la del muro sur. Los canecillos son variados; de rollos, con cabezas, de proa de nave, figurillas sedentes o abrazándose desnudas, etc. La calle central lleva ventana con arco tallado en una sola piedra, apuntado, y labrado con cestería muy perfecta. Han desaparecido los cimacios de sus capiteles. Estos últimos son iconográficos.
La cornisa del presbiterio norte, en caveto, apoya sobre cuatro canecillos. Los que hubo de tener el muro norte han desaparecido.
Interior. Nada más iniciar el paso del umbral de la puerta, en dos de los sillares de la derecha de aquél, se ve muy clara una inscripción grabada que dice: ERA MCCXLI/ DE SANTA MARIA/ ESTA IGLESIA/ PETRO QUINTA/ NA ME FECIT/ PATER POR SU ALMA.
En el interior de la nave, que lleva cubierta de madera, puede verse como románico la puerta de la sacristía, en el muro norte, con arco apuntado y capiteles vegetales con cimacios de aplanadas flores de lis con hojas invertidas. El arco triunfal es también apuntado y doblado, con guardapolvos de doble aspas, y apoya sobre capiteles historiados: el izquierdo, de cesta central con Pantocrátor almendrado y símbolo de los evangelistas. El derecho representa en conjunto la Epifanía.
Los cimacios son idénticos a los de los capiteles de la puerta de la sacristía. Las basas de las columnas están bien talladas con lengüetas. La ventana del ábside, al interior, aun cuando está tapada por retablo barroco, tiene capiteles historiados.
Vista la iglesia y la talla de sus elementos, podemos asegurar que el principal artista, si es el Pedro Quintana que señala la inscripción, es el mismo que labra los capiteles iconográficos del claustro de Santillana, con lo que podemos fechar a éste trabajando en los años próximos al comienzo del siglo XIII. Su obra segura en Yermo sería el tímpano exterior y los relieves de Santa Marina y la Virgen con el Niño del muro sur. (1)
La iglesia de Santa María de Yermo se halla en el término de Chicillos, no lejos de Caldas de Besaya.
En el siglo IX existía ya allí una iglesia dedicada a la Virgen. La actual fue edificada por Pedro Quintana en 1202. Constaba de una nave, cubierta con armadura de madera, y ábside semicircular, cubierto con bóveda de horno.
Edificaciones posteriores han desfigurado la planta primitiva. La portada, en el lado sur, y ligeramente resaltada del muro, es apuntada y consta de varias arquivoltas adornadas con baquetones, puntas de diamante, bolas y círculos entrelazados. El tímpano representa a un caballero, vestido con cota de malla, matando a un dragón.
En el interior se desarrolla sobre ese mismo tímpano una escena análoga. A ambos lados de la puerta aparecen dos ventanas con molduras de billetes. En la fachada hay incrustados varios relieves, restos probables de sepulcros románicos. (50)
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