Santiago de Compostela (C)

Calificado como "maestro admirable", Bernardo, llamado "El Viejo", fue el primer arquitecto de Compostela, año 1078. Según la "Guía del peregrino de Santiago de Compostela", le ayudaba a Roberto, especie de capataz; ambos trabajaban al frente de otros cincuenta asiduos operarios.
Esteban, fue el maestro de la obra de la catedral de Compostela con el obispo Diego Gelmírez.
Diego Gelmírez, obispo de Compostela de 1110 a 1140. Dotó a la iglesia de Santiago y a sus peregrinaciones de un prestigio que se propagó por toda Europa. Nombrado arzobispo, quiso hacer de Compostela la sede primada de España en lugar de Toledo, mas no logró su propósito.
Las peregrinaciones a Santiago de Compostela tuvieron su apogeo a comienzos del siglo XII, gracias a la hábil política de este primer arzobispo de Compostela. (33)

Se había empezado la construcción de la catedral de Santiago de Compostela hacia 1077-78. El trabajo de los picapedreros, en el que se incluye la decoración escultórica, se llevo a cabo bajo la dirección del "maestro admirable" Bernardo, llamado el "Viejo" en la literatura reciente para distinguirlo de otro Bernardo posterior. (40)

El Calixtino.
Ese precioso códice manuscrito del siglo XII que se conserva en el archivo de la catedral compostelana, describe minuciosamente los cuatros caminos por los que los peregrinos cruzaban a Francia, los cuales, después de pasar por los Pirineos por Somport y por Valcarlos, se unían en Puente la Reina, desde donde queda ya un solo Camino de Santiago, cuyo recorrido es descrito con lujo de detalles etnográficos, topográficos y monumentales, y hasta legendarios. (44)

Catedral.
A la construcción de la catedral compostelana contribuyeron los diferentes pueblos de Europa no sólo mediante la transmisión de ideales, sino incluso con aportaciones de su esfuerzo físico. Consta por las fuentes literarias del siglo XII que, mientras duraron las obras de construcción, los peregrinos del camino francés, a pasar por las cercanías de Triacastela, tomaban piedras calizas y las llevaban como ofrenda hasta el pueblo de Castañeda, donde se hallaban los hornos de cal con destino a la construcción de la iglesia del Santo Apóstol.
Su planta en forma de cruz latina mide 97 metros de longitud desde la capilla del Salvador hasta el Pórtico de la Gloria. La longitud de la nave del transepto es de 65 metros desde la puerta norte hasta la del mediodía, y la misma medida ofrece la nave central desde el crucero hasta el Pórtico de la Gloria.
La altura del interior desde el plano hasta la parte más alta de la bóveda central es de 22 metros aproximadamente.
La iglesia tiene nueve naves inferiores y seis superiores, una cabeza mayor en la que se halla el altar del Salvador, una corona (la girola), un cuerpo (la gran nave central con las dos paralelas), dos miembros (los dos brazos del transepto) y ocho pequeñas cabezas (los cuatro ábsides radiales y los cuatro de ambos lados del transepto), cada uno de ellas con su altar. De esos ocho ábsides sólo se conservan dos intactos, los correspondientes a las capillas de San pedro y de San Bartolomé. De los otros seis apenas quedan vestigios.
Las tres grandes naves están cubiertas con bóvedas de medio punto, interrumpidas por los arcos fajones, que señalan los límites de los tramos de que constan. Las bóvedas de las naves laterales son de arista entre fajones. La de la cabecera es de medio cañón en tres de sus tramos; el cuarto se cierra con bóvedas de cascarón con lunetos. Los arcos son todos de medio punto muy peraltados.
Las seis naves superiores componen el triforio. En las naves del triforio, a cada grupo de arcos gemelos que se abren hacia el interior del templo corresponde una ventana abierta en la parte opuesta, en el muro del exterior, salvo en los dos grupos correspondientes a cada esquina del crucero.
La basílica tiene sesenta y tres ventanas vidrieras.
Tres portadas principales y otras siete pequeñas tiene la misma iglesia y tres fachadas principales. (44)

El Pórtico de la Gloria.
Al estampar la fecha de construcción en el dintel que sirve de base al tímpano del arco central, el maestro hizo constar que su labor había ya comenzado por los cimientos. Esos cimientos vienen desde muy hondo. Comienzan en la cripta que existe por debajo de la escalinata y se extiende unos metros por debajo de la catedral.
La existencia de esa cripta data de las fechas en que se construyó la misma catedral.
El mismo pórtico fue una innovación respecto de la obra primitiva de la catedral ya realizada, construida aproximadamente un siglo antes. La innovación se extendió hasta la cumbre por todo ese último tramo de la fábrica, por encima del pórtico. (44)

La catedral vieja.
Es una iglesia subterránea que ocupa un espacio equivalente al de la plataforma en que culmina la escalinata de Obradoiro y al del Pórtico de la Gloria.
Más adentro, siempre por debajo de la catedral, se conservan ciertos fundamentos de la torre y de la fortaleza que erigió del obispo Don Cresconio a mediados del siglo XI. Esta fortaleza fue, sin duda, al mismo tiempo, residencia episcopal; lo que explica la presencia de altares dedicados a San Benito y a San Antonio.

El Palacio de Gelmírez.
La entrada que podríamos llamar oficial está al lado de la escalinata de subida al Pórtico de la Gloria, en el fondo. Pasando la primera puerta, nos encontramos con un pórtico del que quedan aún dos columnas acodilladas en el lado izquierdo.
A través de un arco de medio punto se pasa a un vestíbulo dividido en dos tramos con bóvedas de crucerías de doble bocel.
En el primer tramo del vestíbulo, por el lado izquierdo se abre una puerta cuyo dintel descansa sobre sencillas mochetas, y por ella se pasa al gran local llamado Salón de Armas. (44)

Excolegiata Santa María de Sar.
La iglesia, de tres naves y tres ábsides, ofrece buena visibilidad precisamente por la parte norte donde los fuertes arbotantes no logran ocultar el aspecto románico del monumento. La fachada oeste se resiente de reformas diversas; en primer lugar la pequeña torre que sustituyó al remate original, luego los laterales dañados por la adhesión de los arbotantes; y finalmente, los tres ventanales que, seguramente, ocupan el lugar de las primitivas aberturas: ventanas y rosetón. A pesar de todo, el aspecto general de la fachada se conserva románico. El bloque central resalta bastante de los laterales. (44)

Aquel peregrino que atravesaba media Europa para alcanzar el beneficio de las indulgencias, fuese rey o mendigo, donde alcanzaba en mayor grado este sentimiento de estupefacción y de asombro era en Santiago de Compostela. La invención de la tumba de Santiago en las cercanías de Iria Flavia fue un acierto de la "renovación" (renovatio) asturiana; con ella se abrió el camino que vinculó durante toda la Edad Media las tierras hispánicas con el Occidente cristiano y la vía de intercambios culturales y artísticos seguramente más importantes de la época románica.
La historia arquitectónica de la catedral compostelana se remonta al siglo IX, aunque poco se sabe de la primera iglesia, excepto que fue construida con piedra y barro, resultando, al poco de alzarse, obra pequeña a tenor de la relevancia que adquirió. Por ello, a finales del siglo IX se levantó otra iglesia de dimensiones mucho mayores, ya que en su perímetro encerró la primera construcción, y cuya riqueza de materiales rivalizaba con las más suntuosas de la época. Las crónicas árabes relatan que este templo de mármol y caliza fue destruido despiadadamente por Almanzor en su campaña de finales del siglo X, si bien su reconstrucción resultó rápida ya que volvía a ser consagrado en 1002. La obra sin embargo, envejeció, de nuevo, muy pronto.
Ni sus dimensiones ni su estilo eran los más apropiados para convertir Santiago de Compostela en un gran centro de peregrinaciones, como lo era, por ejemplo Sainte-Foy de Conques. La empresa de derrocar las antiguas edificaciones y levantar un gran santuario fue concebida por el obispo Diego Peláez y las obras fueron iniciadas hacia 1075, continuándose sin interrupción hasta 1088 bajo la dirección de los maestros Bernardo y Roberto, con la participación de un tal Maestro Esteban.
Las discrepancias entre Diego Peláez y el monarca hicieron que la construcción de la catedral compostelana se interrumpiese hasta 1093, año en que se emprendió de nuevo impulsada por el obispo Diego Gelmírez. El 1102, la iglesia estaba seguramente ya construida hasta el transepto, y en 1122, prácticamente terminada. Pocos años después, el autor del Codex Calixtinus la describía así:
"La catedral de Santiago tiene... cincuenta y tres alzadas de hombre de longitud, es decir, desde la puerta occidental hasta el altar de San Salvador. En cambio, de anchura, desde la puerta Francesa hasta el mediodía, tiene treinta y nueve. Su altura, por dentro, mide catorce. Nadie puede saber cuánta sea su longitud y su altura por fuera,. Esta misma iglesia tiene nueve naves abajo y seis arriba, y una capilla mayor en la que está el altar de San Salvador, y una girola, y un cuerpo y dos brazos, y otras ocho capillas pequeñas, en cada una de las cuales hay sendo altares.
... En esta iglesia, por fin, no se encuentra ninguna grieta ni defecto: está admirablemente construida, es grande, espaciosa, clara, de conveniente tamaño, proporcionada en anchura, longitud y altura, de admirable e inefable fábrica y está edificada doblemente, como un palacio real. Quién por arriba va a través de las naves del triforio, aunque suba triste se anima y alegra al ver la espléndida belleza de este templo."
El Codex Calixtinus, a pesar de su apasionada y nada desinteresada descripción, refleja lo que en la época debía ser la Catedral de Santiago de Compostela, cuyo plan correspondía efectivamente, a la voluntad de los obispos santiagueses de convertirla en uno de los principales lugares de encuentro de peregrinos europeos.
El cuerpo principal lo constituyen tres largas naves divididas en diez tramos; la central alcanza una anchura de 8,10 metros por 4 las laterales. Con idéntica disposición está concebido el transepto con tres naves de cinco tramos, en las que se abrían dos capillas por brazo en el muro oriental que interrumpían la continuidad en el espacio del crucero, en el que se encuentran con las naves longitudinales. Las dos laterales de éstas se prolongan tras el crucero en un deambulatorio de tres tramos rectos que abrazaban en semicírculo a la capilla mayor o santuario. Los muros externos del deambulatorio se abren en otras cinco capillas radiales, una de las cuales, la central y más antigua de todas ellas (la del Salvador) reproduce una típica estructura eclesial.
Tanto o más que la concepción de la planta, lo que distingue a Santiago de Compostela y a otras iglesias de peregrinaje es la presencia de las galería altas (triforios) que corren por encima de las colaterales, sean la del cuerpo principal o las del transepto, galerías que reciben directamente la luz del exterior para iluminar la nave central y cuya funcionalidad se ha relacionado, en ocasiones, con la ubicación de los peregrinos de determinadas solemnidades, aunque ello no justifica satisfactoriamente su presencia.
El alzado de la basílica compostelana se caracteriza por la altura que adquieren las naves en relación a su anchura. El cierre del espacio se soluciona con las cubiertas habituales en el periodo. Al respecto, la aportación de Santiago de Compostela está en la solución otorgada a la curvatura del deambulatorio. Los siete tramos trapezoidales en los que se divide el deambulatorio se cubren con bóvedas cuyas aristas curvilíneas se cruzan en desproporcionados espacios que se abren hacia el muro perimetral y se cierran hacia los pilares del transaltar.
La puerta de la fachada occidental, a la que se accedería por una "escalinata con muchos peldaños" y que estaba ornamentada "con diversas columnas de mármol con variadas formas y de diversos modos" y estaba esculpida "con imágenes, hombres, mujeres, animales, aves, santos ángeles, flores y obras de diferentes géneros" debió ser destruida a poco de su conclusión, ya que en el último tercio del siglo XII el Maestro Mateo levantó en su lugar y alzándose sobre una pequeña iglesia de cuatro naves que sustituyó al primer claustro románico la antefachada del Pórtico de la Gloria, una de las manifestaciones más notables de la escultura del final de la época románica. 
El relieve del rey David en la puerta de las Platerías, manifiesta toda la expresividad, y, a la vez, la delicadeza estilística del arte románico. (195)

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Crux gemmata de Santiago (Cruz de Alfonso III):

Desaparecida en 1906, es el lábaro o estandarte de Reconquista que servía de símbolo apotropaico de la monarquía asturiana.

Es una cruz griega con lama de madera, recubierta por una fina lámina de oro. En el anverso tenía labor de filigrana, recamada de pedrería. En el reverso tenía en ciertos puntos hilo de oro. Aparecen crucecillas, espirales, guiones y estampados que tapaban las cabezas de los clavos. En los extremos de los brazos había cuatro grandes piedras, las cuales podían ser una alusión a los Cuatro Evangelistas. (359)

 
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